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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
partículas o rayos X de alta potencia directamente
sobre el tumor desde fuera del cuerpo. Puede dar
lugar a cistitis aguda, proctitis y a veces enteritis.
Generalmente, estas complicaciones son reversi-
bles pero pueden cronificarse, aunque rara vez
requieren una intervención quirúrgica correctora.
A corto plazo, la potencia sexual es preservada en
la mayoría de los casos de pacientes tratados con
radioterapia externa, pero puede disminuir con el
transcurso del tiempo.
Hay evidencias
8
que demuestran que la
radio-
terapia externa conformada tridimensional
(RTC-3D)
produce menos efectos secundarios que
la radioterapia convencional y que mayores dosis
de radioterapia están asociados a mejoras en el
control tumoral
y en algunos casos, como el de
los tumores con
Gleason
de 8 a 10 o con niveles
de PSA superiores a 10 ng/ml, con una mejora en
la supervivencia; dado que algunos estudios han
encontrado que la frecuencia de efectos secun-
darios aumenta con la dosis de radiación, parece
razonable limitar el uso de las dosis más altas a los
pacientes con
Gleason
y PSA altos. Por el contra-
rio, en pacientes con cáncer de próstata localizado
T1c-T2c N0 M0 no se recomienda la radioterapia
externa, incluso en pacientes jóvenes que recha-
zan la cirugía.
La radioterapia externa postoperatoria inme-
diata tras una prostatectomía radical en pacientes
en estadio T3 N0 M0 mejora la supervivencia glo-
bal y la supervivencia libre de progresión tumoral.
En pacientes de muy alto riesgo, c-pN1 M0 sin
enfermedades concomitantes graves, la radiotera-
pia externa y el tratamiento hormonal adyuvante
a largo plazo mejoran también la supervivencia
global.
Por su parte, la
braquiterapia (radioterapia
interna)
es un procedimiento consistente en la
inserción de implantes radiactivos en la glándula
prostática con el fin de destruir las células cance-
rosas. Estos implantes pueden ser emisores de alta
o baja radiación. La técnica requiere la utilización
de una sonda (habitualmente de ultrasonidos o
una
tomografía axial computadorizada
, TAC) para
visualizar la zona y la colocación del implante, que
se coloca con agujas o aplicadores especiales a tra-
vés del perineo.
La
braquiterapia de bajas dosis
de radiación es
la forma más común. Los implantes permanecen
dentro de la próstata y emiten una pequeña can-
tidad de radiación durante varios meses sin que,
en principio, esto afecte al estilo de vida habitual
del paciente. Por su parte, la
braquiterapia de altas
dosis
de radiación consiste en la inserción de ma-
terial radiactivo en la próstata durante un periodo
en torno a 30 minutos (ocasionalmente, más), y
una vez transcurrido, el material radiactivo es re-
tirado.
La braquiterapia produce buenos resultados
y la mayoría de pacientes permanecen libres de
cáncer prostático o lo mantienen bajo control
durante muchos años
11
. Se emplea prioritaria-
mente en pacientes con cáncer de próstata de
pequeño tamaño, detectados precozmente y de
crecimiento lento. En concreto, la braquiterapia
intersticial transperineal con implantes perma-
nentes constituye una opción
6
en los pacientes
con tumor cT1-T2a,
Gleason
<7 (3+4), PSA
≤
10
ng/ml, volumen prostático
≤
50 ml, sin resección
transuretral previa de la próstata y con una buena
IPSS
¶
(
≤
12).
En general, la braquiterapia tiene menos com-
plicaciones y efectos secundarios que la radiote-
rapia externa, aunque entre las complicaciones
descritas figuran impotencia sexual, dificultades
miccionales, irritación cutánea en el recto o san-
grado proveniente de éste y llagas o fístulas en el
recto y estrechamiento de la uretra; aunque todos
ellos son poco comunes, en caso de producirse
pueden persistir hasta varios meses.
Tratamiento hormonal
Es bien conocido que al principio de su ciclo
natural el cáncer de próstata es dependiente de
las hormonas androgénicas, pero al final de su
evolución clínica deja de serlo y, por ello, se hace
resistente al
tratamiento de privación androgé-
nica
. Sin embargo, es probable que el cáncer de
próstata contenga subpoblaciones de células de-
pendientes de andrógenos incluso en las fases en
las que el tumor es globalmente independiente de
estas hormonas; por ello, la supresión androgénica
continuada mantiene un valor relevante incluso
en los varones con cáncer de próstata andrógeno-
independiente.
En principio, es importante alcanzar concen-
traciones séricas de testosterona lo más bajas
posible para que el tratamiento de privación
androgénica logre reducir al mínimo la estimu-
lación de las células cancerosas de la próstata.
Las concentraciones séricas de testosterona que
corresponden a los
niveles de castración
se han
establecido en menos de 50 ng/dl (1,7 nmol/l).
¶
IPSS: Puntuación internacional de síntomas prostáticos.