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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
cuál es la evaluación más apropiada para su cla-
sificación en estadios, así como el tratamiento
óptimo para cada estadio de la enfermedad. No
existen suficientes datos para demostrar que el
cribado sistemático del cáncer de próstata por
medio del tacto rectal y de la determinación del
antígeno prostático específico
(PSA) reduzca
la mortalidad. Lo que sí se ha demostrado es
que estos métodos de cribado son capaces de
detectar algunos cánceres que nunca habrían
causado problemas de importancia. Este hecho
podría conducir a un sobretratamiento de esta
enfermedad por medio de cirugía y/o radiote-
rapia, del que pueden derivar graves secuelas
como la disfunción eréctil y la incontinencia uri-
naria, entre otras.
El
cribado poblacional
o colectivo implica la
exploración sistemática de varones asintomáti-
cos (pero con características consideradas como
de riesgo), mientras que la detección precoz o
cribado oportunista
conlleva búsquedas de
casos individuales, que son inducidas por el pro-
pio sujeto o por su médico. En cualquier caso,
el objetivo principal de ambos cribados busca
reducir la mortalidad por cáncer de próstata y
mejorar la calidad de vida – expresada en años
de vida ajustados por la calidad (AVAC) – de los
pacientes.
Actualmente, la
Asociación Europea de Uro-
logía
8
�
no considera apropiado el cribado co-
lectivo del cáncer de próstata; sí, en cambio, la
detección precoz (cribado oportunista) es va-
lorada como una medida adecuada que debe
ofrecerse a personas que estén bien informadas
al respecto. En concreto, se ha propuesto una
determinación inicial del
Antígeno Prostático Es-
pecífico (
PSA) a los 40 años de edad en la que
podría basarse el intervalo de cribado posterior.
En general, un intervalo de cribado de 8 años
podría considerarse como suficiente en los va-
rones con un valor inicial de PSA
≤
1 ng/ml, sin
que fuesen necesarios nuevos determinaciones
de PSA en los varones mayores de 75 años con
un PSA basal
≤
3 ng/ml, debido a que el riesgo
de fallecer por cáncer de próstata en estos pa-
cientes es muy bajo
9
.
El
antígeno prostático específico
(PSA, por
sus siglas en inglés
Prostatic Specific Antigen
)
es una glucoproteína producida y concentrada
en la glándula prostática, cuyo nivel en sangre
aumenta cuando existe alguna patología que
altera la estructura de la próstata (prostatitis,
hipertrofia benigna de próstata, tumores, etc.).
El PSA puede circular en sangre de forma libre
(PSA libre) o bien unido a proteínas,
alfa-1
an-
tiquimiotripsina
(PSA complejo) y
alfa-2 macro-
globulina
siendo la suma de todos el PSA total.
Los fármacos utilizados el tratamiento de la hi-
perplasia benigna de próstata (especialmente los
inhibidores de la 5a reductasa) reducen hasta en
un 50% sus niveles. No está definido el nivel de
PSA que caracterice con certeza la existencia de
un cáncer de próstata, debiendo valorarse es-
pecialmente la edad del paciente, aunque sí se
ha constatado que la probabilidad de presentar
un cáncer de próstata se incrementa significa-
tivamente para niveles de PSA >4 ng/ml, pero
al mismo tiempo hay que tener en cuenta que
el riesgo no es en absoluto desdeñable de per-
sonas con un PSA <4 (un 27% según algunos
estudios
10
). Sea como fuere, la
Asociación Eu-
ropea de Urología
sugiere que debe valorarse la
necesidad de realizar una biopsia de próstata en
hombres con niveles elevados de PSA, con PSA
libre/PSA total <20% y ritmo de incremento del
PSA >0,75 ng/ml/año.
Tratamiento
La decisión del tratamiento depende de varios
factores: estadio clínico, factores pronósticos y ex-
pectativa de vida del paciente. En general se opta
por una
terapia con intención curativa
cuando
la expectativa de vida es mayor de 10 años, in-
cluyendo la cirugía (prostatectomía radical) y la
radioterapia.
Terapia con intención curativa
En los estadios iniciales de la enfermedad (es-
tadios T1 y T2) en los que el tumor se considera
localizado o de bajo riesgo, existe consenso en
la realización de tratamiento con intención cura-
tiva, ya sea con cirugía radical, o con radioterapia
externa o interna (esta última denominada
bra-
quiterapia
), si la expectativa de vida del paciente
es superior a 10 años. En varones muy ancianos
o con expectativa de vida menor de 10 años, la
actitud de esperar y ver – vigilancia expectante o
activa,
watchful waiting
– es la opción terapéu-
tica de referencia, especialmente cuando los tu-
mores están bien diferenciados. También es una
opción en los pacientes con tumores cT1c-cT2a,