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l libro al que me refiero hoy es una auténtica rareza
bibliográfica, ya que solo hay a la venta ejemplares
reimpresos, algo que tiene muy poco valor para un
bibliófilo, como tampoco lo tienen las ediciones fac-
símil, por muy cuidadas que sean, o incluso vengan
numeradas y avaladas por un Acta Notarial.
El bibliófilo, y en ese oficio del que me considero solo
un aprendiz, rechaza cualquier obra que no sea la de su épo-
ca, con la encuadernación original. Pues bien, el Formulario
Portátil de 1841, que guardo como un tesoro, es un peque-
ñísimo libro de 8 x 11 centímetros y 526 páginas, cuya pri-
mera edición francesa puede ser del año 1815, de la que ya
no hay ningún ejemplar.
Además el libro que conservo ni siquiera hace referencia
a su autor M.A. Richard, y viene firmado por “
Unos cursantes
de medicina y cirugía
”, como si de un chuletario se tratase,
y dado que en la época no existían las fotocopias se deci-
dieron a hacer una edición apócrifa, eso sí, magníficamente
encuadernada en “pasta española de la época”.
Una época sin derechos de autor
En el Siglo XIX, los derechos de autor no existían, por
lo que era posible traducir, editar y vender cualquier obra
sin otra preocupación que encontrar clientes dispuestos a
pagar por lo que compraban. La controversia es si los de-
rechos de autor han sido buenos o malos.
Algunos de nuestros más grandes literatos, como es el
caso de Galdós, lleva a cabo sus Episodios Nacionales co-
piando literalmente a otros autores de la época en los de-
talles de actualidad, aunque sea muy creativo en la parte no-
velada. Así el Formulario Portátil de Richard, se convierte
en su cuarta edición en “Nuevo Formulario Práctico Portá-
til”, y cambiando algo el título, asunto resuelto, en lo que se
refiere a los derechos de autor, si es que los hubiera habido
en aquella época.
Contenido del Nuevo Formulario Práctico Portátil
El libro consta de cuatro partes, además de una tabla de
los principales contravenenos y de un manual terapéutico y
un índice alfabético.
En la primera parte se detallan los medicamentos en
función de sus formas farmacéuticas, a las que llama especies,
a las que define: “
Dase en Farmacia el nombre de especies a
un cierto número de vegetales o partes de los mismos, reunidos
y secos, parecidos en sus propiedades físicas, análogos en su mo-
do de obrar, y que se conservan de este modo para su uso
”.
Esta primera parte, que abarca hasta la página 230 se ocupa
de describir formulaciones farmacéuticas, muchas de ellas
avaladas por el nombre de su autor tales como los polvos
de Dover, la solución de Fowler o la tintura de opio aza-
franda de Sydenham.
La segunda parte se refiere a los
medicamentos que se aplican en el
exterior del cuerpo, a los que de-
dica otras 287 paginas entre las que
curiosamente sitúa, además de los
baños, fomentos, lociones y poma-
das, algo que hoy día consideraría-
mos de uso interno como las lavativas y los supositorios.
En la tercera parte lleva a cabo lo que denomina una
clasificación metódica de los medicamentos, después de sus
propiedades medicinales que sería algo muy parecido a la
actual clasificación ATC (Clasificación Anatómica y Terapéu-
tica).
Finaliza con una tabla de los principales contravenenos
y un manual terapéutico, al que dedica 47 páginas, y un índice
alfabético.
Permanencia de los formularios portátiles
A la vista del contenido de esta obra con casi 180 años
de antigüedad me he dado cuenta de que actualmente existe
un formulario portátil, que hace las delicias de nuestros mé-
dicos porque cabe en el bolsillo de la bata, a pesar de sus
1.586 páginas de papel biblia.
Se trata de una obra que se edita anualmente bajo la
denominación de Medimecum y que, salvando las distancias,
viene a ser la versión moderna del Formulario Portátil de
Richard, en el que no falta la descripción de todos los me-
dicamentos que se comercializan en España, además de otras
informaciones de gran utilidad para el médico y también pa-
ra el farmacéutico.
Una de las principales ventajas del Medimecum es el ín-
dice, ya que tiene un índice único que abarca, medicamentos
por marca, principios activos por denominación común in-
ternacional y patologías, algo poco común en este tipo de
obras.
Ficha Técnica.: Nuevo Formulario Práctico Portátil, traducido y aumentado de
la cuarta edición francesa por unos cursantes de medicina y cirujía (sic) Imprenta
de A. Albert. Calle San Pablo, 29.- Año 1841. Pasta española de época, 8x11
cm, 526 páginas
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Enrique Granda Vega
EL RINCÓN DEL BIBLIOFILO
Pliegos de Rebotica
2020
Formulario
portátil de 1841
