Revista Pliegos de Rebotica - Nº 140 - Enero-Marzo 2020 - page 36

TESTIGO DE EXCEPCIÓN
Un mar, un mar es lo que necesito.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
no una montaña, un rio, un cielo.
No. Nada, nada, únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo solo quiero un mar:
yo solo necesito un mar.
Un agua de distancia
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares y que nadie lo note.
TRAVESÍA PELIGROSA
Iré más allá:
Más allá de América
Y más allá de la acera de enfrente.
Más allá del mar
y más allá de los libros.
Más allá de mi propio corazón
y más allá de la música.
Iré más allá de las estrellas
Y más allá de las lágrimas.
Más allá de la sabiduría
Y más allá de la inocencia.
Más allá de la fe
y más allá del amor.
Y cuando el más allá se convierta en el acá cercano,
regresaré,
y como en los buenos tiempos
haré la peligrosa travesía
de tomar una taza de café.
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Francisca Aguirre
Pliegos de Rebotica
2020
NUESTROS POETAS
LOS BIENAVENTURADOS
Los fieles, los constantes
los condenados a lo eterno,
los asombrados de una sola vez,
los que solo confían en el miedo,
los que edifican sobre el desengaño,
los cuidadosos que cosechan pasos,
los fareros de la rutina,
los cómplices tenaces del trabajo,
los que mueren razonablemente,
esosd que en tantas ocasiones
desearían con urgencia
que hubiese un dios al que pedir socorro.
Nos ha venido el tiempo y de repente
hemos quedado huérfanos de vida
y no hallamos respuesta ni salida
para esta desnudez tan inclemente.
Pero queda en nosotros un creciente
anhelo de ganarle la partida
a esta desolación que inadvertida
se nos acerca solapadamente.
Dame tu mano al borde de esta nada
y nademos en contra de las olas
como buscan los náufragos la playa,
sin pensar en la orilla deseada.
Porque es mejor nadar juntos que a solas
y por si acaso el corazón nos falla.
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