Revista Pliegos de Rebotica - Nº 140 - Enero-Marzo 2020 - page 26

Uno de los tópicos más comunes es el de que
los viejos forman un grupo homogéneo de
personas. Sin embargo, los estudios
sociológicos indican todo lo contrario, ya que la
diversidad es mucho mayor entre las personas
mayores que entre el resto. Debido a esa diversidad,
siempre encontraremos algún anciano al que poder
achacar cualquiera de los injustificados tópicos
negativos sobre la vejez que persisten en la sociedad.
Por muchas nubarrones que haya, la tormenta
acabará pasando; siempre nos quedará el cielo.
No hay mayor alegato en favor de la espiritualidad
–la búsqueda consciente e inconsciente de Dios– que
la propia realidad. Sin realidad no hay espiritualidad,
solo ficción anestésica o autocomplaciente en la huida
hacia la nada; sin espiritualidad, la realidad humana es
inverosímil.
Nuestros principios solo son buenos si nos facultan
para convertirlos en mejores finales.
Considerar que la ciencia es competente en todos
los ámbitos solo es una superstición irracional.
Dios muere en cada ser humano asesinado en su
nombre.
Una discusión que no sea capaz de poner en crisis
las ideas de todos los participantes no es diálogo sino
una sucesión de monólogos excluyentes mutuamente
interrumpidos.
Si dices, actúa; si actúas, ya no necesitas decir más.
Quien duda, se esfuerza en pensar; el escéptico no
duda, solo sestea en actitud de fingida dignidad
intelectual.
La estabilidad es enemiga de la vida; sin cambio, sin
inestabilidad, no hay evolución en ningún sentido.
La verdad confortable siempre encuentra oídos a
su medida.
Dios es la finalidad de toda religión;
ésta solo es un camino que cada uno recorre
en el contexto de su propia historia vital y
cultural.Algunos caminos son más
dificultosos que otros y aunque casi
todos ellos convergen en la Realidad
Trascendente, algunos solo sirven para dar
rodeos sin sentido o acaban en el
precipicio de la desesperación.
Es irrazonable pensar que solo existe lo
razonable.
Si Dios fuera lo que yo quiero o
pienso, no sería Dios.
Para el que tiene esperanza, la vida
adquiere no solo sentido sino también dirección
propia; va más allá de un caótico devenir de
acontecimientos.
No deberíamos confundir nuestras
obsesiones con nuestras convicciones.
El permanente miedo de cualquier
jerarquía eclesial es que los propios fieles de
esa iglesia dialoguen abiertamente entre sí.
El humor
nos pone las
gafas
apropiadas
para
observarnos correctamente a nosotros mismos.
No deberíamos alejarnos imprudentemente de la
locura porque perderíamos el genio, la sutil inspiración,
la aguda perspicacia, la capacidad para ver o la
posibilidad ir más allá de donde se quedan los
mediocres y los pusilánimes.
Creer que Jesucristo agota el todo poder salvador
de Dios implica condenar a la mayoría de la humanidad
a la oscuridad.
Un creyente no debería ignorar la realidad más
obvia, de la misma forma que alguien que se tiene por
racionalista no debería ignorar todo aquello que no
puede comprender.
La memoria también entierra a sus muertos.
Las limitaciones humanas determinan que las
religiones también sean limitadas –y, a veces,
tortuosas– formas de aproximación a Dios. Por eso, no
hay mayor forma de relativismo que cada religión
pretenda asumir en exclusiva la representación
absoluta de Dios.
Las ideas no son respetables, solo son buenas o
malas. Respetables, o no, son las personas.
El pluralismo es el verdadero enemigo de cualquier
forma de sectarismo en su búsqueda del paraíso de la
exclusión supremacista.
Si estamos aquí es porque nuestros antecesores
colaboraron estrechamente entre sí, y no solo para
sobrevivir, sino para vivir.
La virtud no debe confundirse con la excelencia,
porque la virtud tiene componentes éticos de los que
la excelencia carece. La virtud ilumina, mientras la
excelencia acaba en obsesión.
El principal objetivo de nuestra inteligencia
sentiente debería ser convencernos honestamente a
nosotros mismos.
Cuando la justicia abandona la piedad, solo queda
un conjunto inanimado de leyes y preceptos
elaborados para justificar la venganza.
Sócrates nos llama a través de los siglos para que
perseveremos en la esperanza de que habremos de
encontrar el conocimiento si nos hacemos conscientes
de nuestra ignorancia, el pasaporte necesario para ir
desde la confusión a la comprensión.
Si tomas por virtud solo las acciones y
comportamientos que obtienen la aprobación ajena,
comprobarás lo frágil que resulta un espejo.
La alegría impregna inevitablemente todos los actos
y vivencias de las personas.
La presunta antinomia entre tesis y antítesis está
sujeta a una estructura lógica excesivamente rígida, que
tiene más que ver con la ingeniería mecánica que con
la complejidad de la mente humana.
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Pliegos
de Rebotica
2020
AFONDISMOS
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Santiago Cuéllar
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