se paraban a escuchar;
caminante que camina
detiene su caminar;
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.
Desde la torre más alta
la reina le oyó cantar:
-Mira hija, cómo canta
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
que esa no tiene cantar;
es la voz del Conde Olinos
que por mí penando está.
-Si por tus amores pena
yo le mandaré matar;
que para casar contigo
le falta sangre real.
-No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al Conde Olinos
juntos nos han de enterrar.
-Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar.
El murió a la media noche;
ella, a los gallos cantar.
A ella como hija de reyes,
la entierran en el altar,
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.
De ella nace un rosal blanco;
de él, un espino albar.
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza;
de él, un fuerte gavilán
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan para a par.
Otra expresión de la lírica medieval es
El libro de buen
amor
, del Arcipreste de Hita, un ejemplar en verso que,
escrito por un clérigo, reconoce y defiende la sensuali-
dad y los placeres del sexo.
E yo, como só omne como otro, pecador
ove de las mujeres a vezes grand amor;
probar omne las cosas non es por ende peor,
e saber bien e mal, e usar lo mejor.
El amor en el Renacimiento
Con el descubrimiento de América por Cristóbal Co-
lón y la aparición de la imprenta, se empiezan a traducir
del latín muchas obras clásicas, y por consiguiente la
Biblia, fomentando así la cultura y el conocimiento uni-
versal. Es la época de esplendor de la monarquía es-
pañola, de la cultura y de la literatura; es el llamado
“Siglo de Oro”. La poesía empieza a tomar cuerpo li-
terario y se convierte en un arte valorado y recono-
cido por todos como tal.
El Marqués de Santillana, a finales del siglo XIV, fue el
primero en hablar de teoría poética. Considera que la
poesía no es sólo entretenimiento y palabrería, sino una
verdadera ciencia con una métrica determinada que co-
ordina la belleza de las palabras con la músicalidad de
los sonidos en forma de rimas, con un resultado final
estudiado, medido, bello y armonioso.
Antonio de Nebrija publica la primera Gramática Cas-
tellana.
En el siglo XV, las trovas se convierten en el “amor cor-
tés” y en poesía cortesana; todo es idealización de la
amada y sometimiento del caballero enamorado. Se em-
pieza a versificar con rima y medida, mezclando mito-
logía, armas, fidelidad y letras; surge así una corriente fi-
losófica y literaria que ha recibido la denominación de
“humanismo” para diferenciarlo claramente del “petrar-
quismo” anterior.
Así os vea, caballero,
de la frontera venir;
como toda aquesta noche
no me la dexéis dormir.
Buen amor, no me déis guerra,
que esta noche es la primera. (Anónimo)
Las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre
son buen ejemplo de que el amor filial también es capaz
de generar y traspasar las fronteras del sentimiento y
se constituye en la mejor muestra poética de la época
con sus coplas de pie quebrado.
No podemos dejar de citar a San Juan de la Cruz con
su poesía mística. Su “Cántico espiritual” está conside-
rado como el mejor poema erótico a la divinidad, por
las maravillosas metáforas que utiliza para plasmar su
sentimiento amoroso. Utiliza a la esposa para represen-
tar el alma y el esposo como reflejo de Cristo. Su poesía
en forma de lira (heptasílabos y endecasílabos) trasmite
ritmo y musica al verso, con expresiones sublimes de
deseo y desaliento inigualables en toda la lírica española.
¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
Descubre tu presencia,
y máteme la vista y la hermosura;
11
Pliegos de Rebotica
2018
