Revista Farmacéuticos - Nº 120 - Enero/Marzo 2015 - page 23

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Pliegos de Rebotica
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Y el quince de junio de 1915, año en el que la Igle-
sia celebra el Cuarto Centenario del nacimiento de
la Madre Teresa de Jesús, la Madre Priora enviaba al
Obispo la petición correspondiente para poder re-
cibirla, precisándose que
entra para religiosa de coro,
trae de dote cinco mil pesetas y las ropas necesarias y
quinientas pesetas para lo que haga falta. Tiene la ca-
rrera de boticaria.
San Juan de la Cruz va
a refugiarse en las grandes so-
ledades del Amor
. Estas soledades que, en palabras
de Juan Ramón Jiménez
, son la poesía y la religión
. El-
vira no fue poeta, por eso hace de la religión su ex-
clusivo refugio de Amor.
En un principio, tuvo que seguir dirigiendo la farma-
cia hasta que su hermano terminó, como querien-
do indicarnos que su vida fue la
de una farmacéuti-
ca que se hizo monja del Carmelo y la de una monja
que no dejó nunca de ser farmacéutica.
En este orden de cosas encajan las palabras de su ami-
go José Adán Celada cuando dice:
yo era el que le tra-
ía las recetas de beneficencia al convento al efecto de re-
coger su firma para poderlas cobrar. Incluso traía
medicinas para uso del convento, que ella pedía, y hasta
llegué a traer algún mortero e ingredientes para que ella
misma hiciera las fórmulas de sus medicamentos.
Al tomar el hábito es cuando cambia su nombre por
el de María del Sagrario de San Luis Gonzaga.
Durante el Noviciado, se acrisolan sus valores as-
céticos y es un ejemplo de mortificación, desnudez
de las cosas terrenas, Fe, “grandísima humildad” y
austeridad de vida y resulta evidente que todo el
conjunto de sus cualidades sintonizan perfectamen-
te con la espiritualidad del Carmelo: Como San Juan
de la Cruz,
busca la fuente que mana y corre, la que
él bien sabe.
Y con alegría.
Un año después, profesa y promete obediencia, cas-
tidad y pobreza:
Quedéme y olvidéme,
el rostros recliné sobre el Amado:
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Y se inmola en el Carmelo buscando ser la prolon-
gación de María.
Tres años después se consagra definitivamente me-
diante la profesión solemne y sus votos se hacen
perpetuos.
Siempre se comportó como las mujeres fuertes de
la Biblia. Y en un diálogo de oración permanente
con Dios.
Fue Priora, Maestra de Novicias, Tornera y nueva-
mente Priora, cargo con el que encontró la muer-
te en una madrugada cualquiera del mes de agosto
de 1936:
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
Amada en el Amado transformada!
Y, así, en las primeras horas del día de la Asunción
de Nuestra Señora, Elvira Moragas, farmacéutica,
Madre María del Sagrario de San Luis Gonzaga, Car-
melita Descalza, tras el amoroso lance de su vida,
en la que nunca faltó la esperanza,
Voló tan alto, tan alto,
que dio a la caza alcance.
Y Juan Pablo II la eleva a los altares proclamándola
Beata y fija el quince de agosto como fecha en que
su festividad pueda ser celebrada.
Al final de la tarde, la examinaron en el Amor
: una asig-
natura que superó
cum laude.
Bibliografía
Juan de la Cruz, un caso límite
. José Mª Javierre. Ed.“Sígueme”
La sierva de Dios Madre María del Sagrario de San Luis Gon-
zaga. Elvira Moragas,
farmacéutica. Monasterio de Santa Ana
y San José. Madrid.
De la farmacia al Carmelo, de la checa al cielo
. José Vicente
Rodríguez. Ed. “Espiritualidad”.
Farmacéutica Monja – Mártir
. Heliodoro del Niño Jesús.
ABC de Toledo. Luis Moreno Nieto. 10 de abril de 1997.
Documento pastoral del Arzobispo de Toledo con motivo
de la Beatificación. 1997.
Boletines editados por la Asociación Española de Far-
macéuticos Católicos (nº 2, 3, y 14 de junio 1994, oc-
tubre 1994 y septiembre de 1997, respectivamente).
Fotocopia artículo de Javier Fariñas.
Fotocopia artículo de Jorge López Teulón.
Santa Teresa de Jesús “Éxtasis”, de Bernini
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