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a Real Cédula del 28 de noviembre de 1800
decretó que “en los pueblos más proporcio-
nados para el establecimiento de Escuelas de
Farmacia, Química y Botánica, se erijan Cáte-
dras de éstas ciencias”. En 1815 se crea la Es-
cuela de Farmacia de Santiago de Compostela, con el
nombre de Colegio San Carlos. Su director, el primer
Doctor en Farmacia español, Julian Sánchez Freire.
Uno de los 20 o 30 alumnos matriculados es José Ma-
ría Chao Rodríguez, nacido en Leiro en 1790. La Es-
cuela no tenía emplazamiento estable y así estuvieron
hasta 1820 en que se les asignó un edificio conocido
como “Casa de la Inquisición”.
De todas las disciplinas que se impartían, destacaba con
ventaja la Química. Eran los años en que las polémi-
cas sobre la teoría del flogisto y la ley de pro-
porciones definidas de Proust, estaban a la or-
den del día
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. Se establecieron dos bandos
rivales, los flogistas contra los proustianos.
En 1821 se suprime el Colegio de Farma-
cia por problemas ajenos a la ciencia y de-
jaron de impartirse clases en Santiago.
José María Chao se establece en Vigo don-
de abre Botica en la zona más céntrica.
Viene de antiguo que los boticarios no se
resignen a llevar una vida centrada en
atender a su clientela.Tienen más inquie-
tudes. Atienden sí, pero también cultivan
otras artes y otras ciencias. Literatura,
pintura, política. En el caso de Chao ini-
cia una intensa actividad política antiab-
solutista.
El gobernador de Pontevedra le designa
como responsable para realizar fumiga-
ciones de buques sospechosos de ser fo-
cos de enfermedades infecciosas.
Su ascenso es imparable. Nombrado
boticario del Gran Hospital de Santia-
go de Compostela, catedrático de Far-
macia Experimental, profesor de Química y de His-
toria Natural. Así hasta que alrededor de 1850 una
epidemia de cólera asola nuestro país. Una epidemia
en una precaria situación sanitaria y anómala distri-
bución geográfica, de débil intensidad en Galicia pe-
ro con máximo de mortalidad. Una enfermedad que
puede ser comunicada de una persona enferma a
otra sana por el roce o contacto entre ellas. La pro-
pagación de la enfermedad se debió, al parecer, por
un buque-correo de la Habana que perdió dos hom-
bres durante la travesía y otros dos a su llegada al
lazareto de San Simón que sirvió de hilo conductor
de la epidemia. Esos años se conocieron como los
años del cólera. Fue un avance que se demostrara
que la patología la causaba un microorganismo que
se propagaba a través del consumo de agua conta-
minada por materias fecales.
La preocupación de Chao es el tema
sanitario. Nombrado director facul-
tativo del botiquín que debía esta-
blecerse en el lazareto de la isla de
San Simón, luchó contra el hacina-
miento y las irregularidades exis-
tentes en esa leprosería situada en
un extremo de la ría de Vigo. Allí vi-
vían los enfermos escondidos, amonto-
nados.
La isla, preñada de historia, parecía un
pequeño paraíso. Cuenta la leyenda
que durante el descanso de Dios tras
la Creación, se quedó dormido con
la mano sobre la arena de esa zona
gallega, y que al despertar sacudió los
dedos y quedaron formadas cinco
pequeñas islas: Cíes, Ons, Sálvora, San
Simón, Tambo. Pero dentro de ese
paraíso estaba el símbolo de la baje-
za con esos pobres deformes aisla-
dos del resto de los humanos.
Las islas de San Simón y San Antonio
estaban unidas por un puente. En la
primera pasaban la cuarentena la tri-
pulación de los barcos que obligato-
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Marisol Donis
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Pliegos de Rebotica
´2015
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LOS BOTICARIOS
La saga
de los Chao
(Familia de gran peso social en la Galicia decimonónica)
Eduardo Chao
Chao Rodriguez
Teoría del flogisto
o “principio de la combustibilidad”. Los metales estaban formados
por flogisto y la cal correspondiente, que al calcinarse, el flogisto se desprendía y dejaba
libre la cal. Fue la primera teoría de la Química moderna.
Ley de Proust:
“cuando dos o más elementos se combinan para formar un determinado
compuesto, lo hacen en una relación en peso constante, independientemente del proceso
seguido para formarlo”. Permite obtener la fórmula empírica de un compuesto.
