Revista Farmacéuticos - Nº 120 - Enero/Marzo 2015 - page 22

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Pliegos de Rebotica
´2015
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El catedrático de Higiene que suscribe responde del
orden y disciplina de su Cátedra contando con la pre-
sencia de la señorita Elvira Moragas
>>. Madrid, 21 de
octubre de 1902.
Era la única alumna entre ochenta condiscípulos,
más los que se matriculaban de oyentes solamente
para verla.
Su padre la llevaba personalmente a la Universidad.
En esta, la recibía el bedel que la acompañaba has-
ta el despacho del catedrático, el cuál la sentaba a
su lado durante toda la clase para que nadie la pu-
diese molestar.
Sin perder curso, alcanzó su Licenciatura con 24
años de edad erigiéndose en la décima alumna de
las que cursaron la carrera de Farmacia en las Uni-
versidades españolas, la quinta por la de Madrid y
la segunda que ejerció como titular de una oficina
de farmacia.
Un tiempo de frialdad, de cierto abandono religio-
so y de disminución de su vida de piedad coincidió
con el de los estudios universitarios; pero, dos rup-
turas sentimentales (en una de ellas ya la habían ob-
sequiado la pulsera de pedida) la llevaron a frecuen-
tar los Sacramentos.
Las vacaciones de verano las pasaba la familia en Mi-
raflores de la Sierra y con una de sus amigas más
íntimas, ejercitaba sus soledades anacoréticas para
darse a la oración, algo que parecía una premoni-
ción a su vida de carmelita.
Lo que no era óbice para que su vecino, el escul-
tor Font Estors, la retrate
como una muchacha atrac-
tiva, desenvuelta, nada gazmoña, que alternaba con chi-
cos de su edad, que se arreglaba y se ataviaba con
cierto detalle.
Elvira Moragas vivía, así
,
la fresca mañana de las
edades
, como calificaba San Juan de la Cruz a la
juventud y parecía querer obedecer a Garcilaso
cuando mandaba
coged de vuestra dulce primavera,
el dulce fruto
..
Inmediatamente de obtener el título se incorpo-
ra al trabajo farmacéutico ayudando a su padre y
terminando por quedar titular de la farmacia fa-
miliar en 1911.
Durante su ejercicio profesional observó a rajata-
bla la Deontología profesional y, al respecto, uno
de sus sobrinos señala que
en tiempos de mi tía su
farmacia tenía fama de que se elaboraban muy bien
las fórmulas y se cobraba sin ningún exceso,
mien-
tras que su hermano apostilla:
era de carácter ama-
ble y extremosa en su trabajo; es decir, delicada y jus-
ta en la farmacia, en el precio, en el peso, en todo.
Era, pues, su vida profesional, intachable, entrega-
da al servicio de los demás y engastada en una vi-
da de piedad, oración y religiosidad.
Y en ese mismo año de 1911, el Ayuntamiento de
Madrid la nombra Farmacéutico Municipal encarga-
do del despacho de medicamentos de la Sección
Cuarta del Distrito de Universidad.
Paralelamente a su vida farmacéutica, su vocación
religiosa crecía y crecía y era cada vez más notoria
y, así, la madre de Elvira, poco antes de morir, dijo
a su hermano Ricardo :
Te dejo solo, pues tu herma-
na se va al convento..
Mas Elvira le dijo
: Pero no te preocupes, no me iré
hasta que no hayas terminado la carrera.
(Lo que no
se pudo cumplir ya que Ricardo tardó diez años
en ello y terminaron por poner un regente y, de
esta forma, marchar Elvira al convento.
Elvira Moragas
San Juan de la Cruz
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