Revista Farmacéuticos - Nº 120 - Enero/Marzo 2015 - page 26

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eo una noticia el día 2 de enero de
2015, que me impresiona como
comienzo del año:
“Muere un policía
arrollado por un tren de cercanías,
tras forcejear con un hombre al que
identificaba”
Y no es en sí, la muerte, lo que me impacta, que
también, sino porque la vida de Francisco, que así
se llamaba el joven policía, no había sido una vida
fácil, debido a su temprana orfandad. Con ella
aprendió que todo lo que fuera a conseguir seria
a base de trabajo y trabajo, de esfuerzo y de
constancia. Todos tenemos que morir algún día,
que como dice el poeta
“no hay muerte sino
mudanza”,
pero si es una muerte tan inútil, una
mudanza como esta, por defender a todos los
que ese día montaban en el metro, ¿cómo es
posible que si de bien nacidos es ser agradecidos,
no haya ni un solo gesto colectivo, cuando somos
tan dados a salir a la calle a protestar por cosas
menos dramáticas o a celebrar otras más
superficiales?
Ha dado su vida por garantizar nuestra
seguridad. ¿Seremos capaces de ponernos en la
piel del perjudicado, cualquiera que sea su color
político, rehabilitando nuestra coherencia
maltrecha y a veces surrealista, lo que
denominaba Dalí “
método paranoico-crítico
”?
Me parece triste contemplar la respuesta nula de
una ciudad despidiendo a un servidor que ha
dado su vida por nosotros en una estación de
metro de Madrid. Nos guste o no, esa es la
realidad.
Se le premia con una medalla por parte del
político de turno, y me imagino a sus compañeros
entonando desde lo más profundo del corazón
La muerte no es el final
”, junto al calor de su
familia más cercana. Pienso en este joven de 28
años, sano y fuerte, que tenía como trabajo velar
por la seguridad de los que viajamos en
transporte público, o trenes de cercanías más
conocido como metro urbano, atender a los
viajeros, prevenir delitos y perseguirlos. Su
trabajo era igual de respetable que el de millones
de personas en nuestro país, que se levantan cada
día para ganarse el pan.Velar por la conservación
del orden y la vida, trabajo de este joven policía,
es igual, que el trabajo del cirujano, que en un
quirófano vela por salvar la vida de un paciente al
extirpar el tumor maligno que padece.
¿Se aplica la coherencia para la extirpación de
otros muchos tumores emergentes? Porque los
tumores aparte de físicos, que afectan al cuerpo, -
al caparazón – los hay que afectan a la moral más
profunda, tumores de atmosferas toxicas
diversas…
Y todos, o casi todos sabemos, que hay tumores
que obligan y conducen a la amputación del
miembro afectado y que a veces ese miembro si
no se aparta del cuerpo con la debida rapidez y
profesionalidad, puede conducir a una gangrena,
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Aurora Sánchez Sousa
Pliegos de Rebotica
´2015
¿Navegamos en
la incoherencia
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