Revista Farmacéuticos - Nº 120 - Enero/Marzo 2015 - page 19

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Pliegos de Rebotica
´2015
techo y el vestido". Anota y describe numerosas
enfermedades y estados patológicos: pleuresía,
apoplejía, tisis, lepra, hidropesía, ictericia,
erisipela, etc. Todas las enfermedades se generan
por los cuatro humores: sangre, hiel, melancolía
y flema, que se relacionan con los cuatro
elementos, a saber, aire, fuego, tierra y agua.
La salud la define como un estado de equilibrio
entre la integridad del cuerpo y la templanza, en
relación con la naturaleza: "salud es la integridad
del cuerpo y la templanza en la naturaleza, que
procede de lo cálido y lo húmedo que
corresponde a la sangre".
Interesante es la reflexión isidoriana sobre el
lugar que ocupa la medicina al margen de las
artes liberales, tras el
trivium
y el
cuadrivium
: "no
es una de ellas, sino que necesita de todas
ellas".Y va desgranando que el médico necesita
de la gramática para entender y explicar lo que
lee y sabe; la retórica para argumentar con
autoridad; la dialéctica para investigar las causas
de las enfermedades; la aritmética para contar
las fases de los ataques de las enfermedades y
los periodos de tiempo; la geometría para
conocer los climas y lugares más adecuados
para los enfermos; la astronomía para indagar
en las causas de los astros y las mutaciones de
los tiempos; y, por último, la música porque
merced a ella "hay escritas muchas cosas que se
han hecho en los hombres dolientes gracias a
esta disciplina". (Para más información:
San
Isidoro de Sevilla
, de I. Quiles, Colección Austral,
Espasa-Calpe, 1945).
Lo más representativo del quehacer intelectual
de San Isidoro es su biblioteca en la antigua
Hispalis romana: "En España algunas (bibliotecas)
parecen haber sido considerables, por ejemplo
la de Toledo, que hizo posible la ordenación
jurídica visigótica; pero sobre todo, la de Sevilla,
sin duda extraordinaria para comienzos del
siglo VII, ya que hizo posible la inmensa
acumulación de saber de San Isidoro" (
España
inteligible
, de J. Marías, Alianza Universidad,
1985). Pues bien, algunos estudiosos de la obra
del erudito Isidoro reconocen su 'botica', que
bien pudo situarse anexa a la biblioteca. Así, el
mencionado autor, I. Quiles, señala que "Isidoro
estudia y escribe acerca de historia, de
cosmografía, de física, de ciencias naturales, de
poesía, y hasta de medicina. Tiene él mismo un
pequeño laboratorio o botica".
J. Madoz, en su interesante ensayo
San Isidoro de
Sevilla. Semblanza de su personalidad literaria
(CSIC, 1960), resalta que "su predilección por la
medicina no fue solamente teórica. Contigua a
la Biblioteca de sus cariños, hallábase la
Apotheca, como lo patentizan sus Versus". En
efecto, a tenor del relato de A. Ortega (
Los
Versus Isidori
, Universidad Pontificia de
Folio 26v miniado del Códice tole-
dano (siglo IX) de las Etimologías
(ahora en la Biblioteca Nacional de
España, signatura: Vitr. 14-3).
Escrito en minúscula visigoda de la
escuela toledano-sevillana, procede
de la Catedral de Toledo.
Isidoro de Sevilla presentando su obra a
su hermana Florentina. Manuscrito de la
Biblioteca Nacional de Francia, hacia el
año 800.
Originum sive Etymologiarum libri vigin-
ti, escrita hacia el año 634, más común-
mente llamada Etymologiae
1...,9,10,11,12,13,14,15,16,17,18 20,21,22,23,24,25,26,27,28,29,...52
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