Revista Farmacéuticos - Nº 120 - Enero/Marzo 2015 - page 31

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a palabra caos puede tener significados
muy diversos según el contexto en el
que se utilice o las personas que hagan
uso de ella. Si no nos movemos en un
ámbito estrictamente académico
filosófico-científico, generalmente asociamos a
esta palabra conceptos como el desorden, el
miedo y la irracionalidad.Y si
estiramos
un poco
más el término podremos acabar hablando de
impotencia, de inoperancia e incluso de amenaza.
Por el contrario, si nos situamos en el campo de
la ciencia el caos se identifica con una peculiar
forma de causalidad; es decir, la existencia de una
relación directa – aunque eventualmente
complicada – entre una acción y un efecto.Y
esto tiene que ver con el grado de
predictibilidad real de los eventos y de cómo
ello afecta al universo y, desde luego, a cada uno
de nosotros.
Para mis viejos y admirados griegos (Hesíodo,
Teogonía
),
Caos
es un personaje primigenio, nada
más ni nada menos que lo primero que existió...
incluso antes que los dioses; algo así como una
esencia informe. Pero eso no significaba que
Caos
fuese el vacío y, de la misma forma que el vacío
cuántico – preñado de partículas virtuales que
nacen y mueren
en fracciones
infinitesimales
de tiempo –,
también el caos
era capaz de
engendrar toda
una genealogía;
sus hijos son
Érebo
(la
oscuridad y la
sombra) y
Nix
(la noche), de
los que nacen
Éter
, el espacio
puro y
brillante, y
Hemera
, el día.
Así pues, el caos sería algo así como una fértil
forma de existencia primegenia, capaz de
producirlo todo: lo uno y lo otro, la luz y la
oscuridad, la tierra y el cielo, el orden y el
desorden. Significaría, por consiguiente, no algo
opuesto al orden, sino el estado
virgen
del que
surgen la materia y la relación ordenada de los
elementos del universo, el
cosmos
griego.
Pese a que la teogonía griega pueda parecernos
una imaginativa creación literaria, también puede
extraerse de ella un sentido mucho más
profundo y sobre todo mucho más moderno del
caos, centrado en la
dificultad extrema
para
predecir el futuro en función del pasado y del
presente.Y digo
dificultad extrema
, no
imposibilidad porque esa es la gran diferencia
entre caos e incertidumbre, dos elementos
esenciales – por constitutivos – de la realidad.
Todo parece ser una cuestión de tiempo y de
complejidad en la relación lineal entre los
fenómenos. Frente a la idea de que el caos
implica imprevisión, en realidad los sistemas
caóticos sí pueden ser descritos y permiten
hacer predicciones, pero solo se pueden hacer
cuando se contempla el corto plazo; la precisión
con que puede
describirse un
sistema caótico
se deteriora con
el tiempo y el
número de
eventos, a un
ritmo cada vez
mayor, de modo
que hay un
horizonte de
predicción más
allá del cual no
podemos – en
términos
prácticos –
penetrar,
quedando en el
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SANTIAGO CUÉLLAR
Pliegos de Rebotica
´2015
LA REALIDAD BAJO LA ALFOMBRA
El caos
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