A
sistiendo hace poco
a una tertulia, costumbre
por desgracia cada vez
menos frecuente en lo
que respecta a mí
entorno, y que no puedo
por menos que lamentar,
porque era la única
manera de mantenerme
un poco en forma y al día
en temas interesantes de
los que me gusta estar
actualizado. Será porque
vamos asistiendo a un
cambio de costumbres y
ya no hay tiempo para
nada, o que estemos
echando de menos a
gente muy valiosa que
nos ha ido dejando , la
cuestión es que en aquella
tertulia, en la que
naturalmente se habló sobre todo de música, me sentí
rejuvenecer y muy feliz.
Divagábamos sobre la música de Beethoven en la
que no encontrábamos, a diferencia de otros autores
clásicos o románticos, ningún contacto con algún tema
español por entonces muy en candelero y
comprobábamos que un gran porcentaje de los
personajes de óperas de Mozart eran tipos españoles
muy caracterizados, recordemos al Fígaro de las Bodas y
todo su ambiente, todo ello ubicado en Sevilla; o al no
menos carismático Don Giovanni, otro sevillano ilustre,
como ejemplos de dos de las óperas más importantes de
la historia de la música. Y qué decir de Don Quijote al
que Ritchard Strauss dedicara uno de sus más famosos
poemas sinfónicos, y de las numerosas composiciones
del gran Verdi en las que no faltaba algún tema
español... don Carlo, Ernani, La Forza del destino,
Vísperas Sicilianas y alguna más, pues hasta en la
Traviata que transcurre en París, exhibe en el tercer acto
un brillante coro y ballet de gitanas y toreros. Y
muchísimos más como George Bizet, uno de los más
señalados en este aspecto.
Y dedicamos gran parte de la tarde a estas
vaguedades que sin duda al gran Beethoven le traerían
sin cuidado, aunque precisamos que al menos en dos
ocasiones el genio de Bonn utilizó temas relacionados
con nuestro querido suelo hispano. Una de ellas fue su
única ópera, Fidelio, que le encargaron del "Theater au
der Wien" recientemente inaugurado, para el que se
utilizó el texto de Leonora de Joseph Sounleithner que
era una traducción de
un libreto francés de
Jean Nicolás Bouilly
al parecer inspirado en
un suceso real
acaecido en Turena y
que el autor había
cambiado este lugar
por Sevilla, un sitio
más acorde con el
Romanticismo del
momento; y pese a
que la acción
transcurre en una
prisión, y pueda
parecer un poco
tétrico a primera vista,
Beethoven trasformó
en una obra sublime
aunque no fuera reconocida en un principio.
Fue estrenada el 11 de noviembre de 1805.
Para la otra nos trasladamos a 1812 en
que el maestro por diversos motivos se encontraba
inmerso en una profunda crisis que vemos reflejada en
su diario y de la que no ve posible una salida.
Únicamente lograría la felicidad cuando sumido en su
arte musical intentase remontar el vuelo, pero tendría
que llegar la ocasión propicia.
En el verano de 1813 se reúne con varios amigos en
Baden que le encuentran con un aspecto muy
deteriorado y preocupante por el abandono de su
persona, pero los acontecimientos políticos y sociales
van a procurarle la reacción necesaria para levantar su
ánimo caído. En marzo el rey de Prusia había declarado
la guerra a Francia después de la caída de Napoleón en
Rusia, uniéndose Austria a la coalición en agosto. La
batalla de Leipzig sería en octubre el fin de la
dominación francesa en Alemania. Unos días antes
Wellington en la batalla de Vitoria, el 21 de junio, había
conseguido expulsar a los franceses de España. Pero a
pesar de todo, tuvo que ser un amigo el que le acabara
de convencer para volver a emprender su trabajo con el
ímpetu deseado y recobrara la moral.
Beethoven conoció en Viena a Maelzel, un tipo muy
pintoresco y original, conocido por una serie de inventos
y ocurrencias, juguetes acústicos, cornetas y una suerte
de caja de música con múltiples campanas que acababa
de perfeccionar que denominó
Panarmónica
, siendo
además el autor del metrónomo , muy usado por cierto y
que ha llegado hasta nuestros días.
Es de consignar que Beethoven y Maelzel se
causaron mutuamente, desde un principio, una cálida y
Jesús Arnuncio Pastor
MÚSICA
P
de Rebotica
LIEGOS
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Beethoven- (Joseph
Mähler) hacia 1804,
en la época de la
Sonata
Appassionata y de
Fidelio. Compuso
en el periodo de
1802 a 1812 una
serie de obras
brillantes y
enérgicas
características
de su estilo
«heroico».
La música de Beethoven
y los temas españoles
