Revista Farmacéuticos - Nº 115 - Octubre-Diciembre 2014 - page 16

P
de Rebotica
LIEGOS
16
M
ientras íbamos a toda marcha, como casi
todos los turistas en Florencia, yo pensaba que
necesitaría un mes o mejor un año y aun mejor
otra vida para poder retener la mitad de lo que
visitábamos. Era mucha pintura, mucho
Renacimiento, mitología, temas sacros, docenas
y docenas de cuadros y empezaba a entender a
Sthendal, no quería perderme nada y todo
aquello era demasiado. Tanta belleza me
emocionaba y a la vez confundía.
Cerré los ojos para relajarme un poco y al
abrirlos le vi. Estába allí, en el palacio Pitti; le
ha tocado ese lugar no sabemos por qué, ya que
la pintura de Sustermans está repartida por los
museos del mundo, incluido El Prado.
Representa a un niño, casi un adolescente,
tendría en esa época unos doce años. Tampoco
sabemos cómo un príncipe danés llegó a ser
pintado por un flamenco afincado en Italia.
Nuestro guía nos ilustró sobre Sustermans, el
autor, pintor de corte; reconozco que yo no le
conocía.
–No hay constancia de que viajara a Dinamarca,
y si, de los viajes que realizo por las distintas
cortes de Italia, sería el muchacho el que
viniese a Florencia–
Si el cuadro le hace justicia. Valdemar Cristian,
era lo que ahora llamaríamos un chaval muy
guapo. Sus facciones son perfectas y su mirada
inteligente...
Nunca, en mis anteriores visitas, ¡hay tanto que
ver! había prestado atención al retrato que
Sustermans le hizo. Valdemar fue un hijo más
de los veintiuno que tuvo el prolífico Cristian
IV, el más famoso de los reyes de Dinamarca,
casi un mito, es a él, al rey, a quien aluden los
daneses cuando cantan su himno nacional. De él
sí habla la historia, sus compatriotas se
enorgullecen de su valor, de su decisión, de sus
campañas bélicas no siempre acertadas. Era
sociable y seductor, de carácter alegre y amante
del arte. Admirador del Renacimiento tal vez
fue él quien envió a su hijo a Italia.
En el atuendo de Valdemar sigue la moda entre
renacentista y barroca de su tiempo. Luce cuello
a la valona, blanquísimo, de lino o lienzo
adaptado con pinzas y rematado con encaje a
ondas. El resto de su vestimenta brilla como una
Mirando
un cuadro
Beatriz Aznar Laroque
El príncipe Valdemar Cristián
de Dinamarca. Sustermans.
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