Revista Farmacéuticos - Nº 115 - Octubre-Diciembre 2014 - page 17

P
de Rebotica
LIEGOS
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armadura y una banda azul pálido le cruza el
pecho. Tiene el pelo castaño y rizado, tal vez rubio
oscuro.
Me quedé un buen rato mirándole con atención,
pero no era la única, a mi lado, una turista
española y desconocida me preguntó.
–¿Qué te parece?
– Encantador ¿y a ti?
– ¿ A mi ? me tiene obsesionada, llevo un mes
viniendo todos los días, y mañana me voy…
siento como si abandonara un sueño, como si
esperase que me dijera algo… algo en lo que está
pensando ese niño que está triste y que soñaba
mientras le pintaban; lo dicen sus ojos y puesta a
fantasear creí que mirándole llegaría a saberlo.
No es habitual que una pintura te provoque
sentimientos así de extraños.
– No lo es, pero a veces pasa.
– ¿Sí? ¿Sabes de algo igual?
– Bueno, más o menos, pero son historias
literarias como “El retrato de Dorian Gray”, o
películas ficticias como “Vértigo”, en ambos
casos los protagonistas se obsesionan con un
cuadro, con un retrato. A veces los cuadros
cobran vida para quien está observando, depende
de la destreza del autor y al parecer Sustermans
sabía plasmar los sentimientos de sus modelos, y
aquí aparece un asomo de tristeza, un reflejo de
su alma.
– ¿Sabes algo de su vida?
– Poca cosa, lo que me ha contado el guía. Para
empezar no era príncipe, sino duque, ya que el
matrimonio de sus padres fue morganático, su
infancia debió ser tranquila, ya que la pasó junto
a su abuela materna, lo cual me hace pensar que
es una garantía, las abuelas dan mucho.
– A los veinte años viajó a Rusia para casarse
con Irene, la hija del zar Miguel I, pero este le
encarceló al negarse Valdemar a convertirse a la
fe Ortodoxa. Volvió a Dinamarca para pelearse
con su hermano mayor Federico III, así que se
marchó a guerrear en el ejército sueco. Murió en
campaña cuando Suecia invadió Polonia. Tenía
treinta y tres años.
Mi nueva amiga se quedó pensativa.
– Cuantos personajes olvidados a la sombra de
grandes hombres, es dificil destacar al lado de
Cristian IV. Valdemar murió pronto, no fue un
héroe ni tuvo tiempo, no brilló y no tuvo un
biógrafo. Lo que nos queda de su paso por la
historia, de su vida, es solo el maravilloso retrato
que le hizo Sustermans.
Cristian IV rey de Dinamarca y Noruega.
Pieter Isaacsz.
Justus Sustermans,
según un grabado de Van Dyck.
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