Revista Farmacéuticos - Nº 113 - Abril/Junio 2013 - page 32

El
cuento de la
inteligencia
A
ndaban por el pequeño monte
cercano a la casa. El viejo con la espalda recta
por la fuerza de la voluntad y en contra del
peso que la propia vida impone. El pequeño
saltando como colibrí deseoso de gastar cada
latido de su corazón en nuevas curiosidades. El
mayor callado, pensativo casi meditabundo, el
pequeño canturreando y brincando para
despilfarrar sus excedentes de vitalidad. El
verano había entrado y ya empezaba a peinar
las canas de las gramíneas tornándolas en
pajizas, algunas aún retenían cierto verdor, pero
el calor comenzaba a resultar implacable para
todo aquel que no fuera un niño.
El viejo se paró para secar con un pañuelo el
sudor de su frente, el pequeño le miró y
viéndole un poco abatido decidió sacarle de lo
que a él debía parecerle
abulia.
–Abuelito ¿Qué es la
inteligencia?
El viejo esbozo una media
sonrisa y el pequeño le
siguió en el gesto como
si entre ellos mediara la
más absoluta
complicidad. Miró
hacia el suelo, caminó
unos pasos y llamó a
su nieto.
–Ven, acércate. Mira el
trabajo de esas hormigas.
El pequeño obedeció e
incluso se arrimó al
hormiguero poniéndose en cuclillas. Y el viejo
sin inclinarse siguió diciendo.
–Algunas hormigas son exploradoras, salen a
buscar fuentes de comida, grano generalmente.
Las obreras se encargan de seguir el trabajo de
las exploradoras. Consiguen saber hacia dónde
dirigirse reconociendo la dirección por la que
las exploradoras entran en el hormiguero. La
distancia no necesitan calcularla, simplemente
salen en esa dirección cuando el número de
exploradoras que ha entrado al hormiguero es
menor de diez. Números mayores son siempre
olvidados, de esa forma, las obreras nunca
alcanzan fuentes de comida que pudieran
resultar peligrosas por su larga distancia. Las
obreras se podrían perder.
–Así el olvido produce inteligencia.
El niño, pensativo y con cierta expresión de
confusión replicó.
–O sea, que olvidar es la inteligencia.
–No. La inteligencia es del hormiguero que
gracias al olvido se mantiene a salvo de perder
muchas obreras. Pero el olvido no es la
inteligencia. La inteligencia es mantenerse a
salvo de las grandes distancias que podrían
hacer que muchas obreras se perdieran.
–¿Y las obreras?
–También son inteligentes porque gracias al
hormiguero consiguen sobrevivir.
–Entonces olvidar les hace inteligentes?
P
de Rebotica
LIEGOS
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Javier Arnaiz
RELATOS
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