Revista Farmacéuticos - Nº 138 - julio/septiembre 2019 - page 40

poniendo en plano de igualdad
animales racionales e irracionales, es
decir; humanizando estos últimos.
Advertencia; ¡Se empieza por los
toros y la caza y se continúa con todo
lo que representa el mundo rural!
A este respecto encomiable es el I simposio internacional:
Los hombres y los animales: un debate de sociedad y una
cuestión de derechos
”. Promovido por el antropólogo
François Zumbiehl como parte de las actividades de esa
interesante plataforma que es :“Los hombres y los
animales en su sitio”. Espléndidas ponencias concluyeron
manifestando que:“ en la defensa de las prácticas y culturas
evocadas en este encuentro se ha defendido la dignidad del
mundo rural, la legitimidad del humanismo en el que se
sostienen dichas culturas, y el ejercicio responsable de la
libertad en relación con la naturaleza y los otros seres
vivientes”.
Los taurinos no humanizamos sino qué “comprendemos la
animalidad”. El filósofo FrancisWolf en su obra:
50 razones
para defender la corrida de toros, al respecto afirma que:“en el
ruedo vemos al animal en toda su naturalidad, o mejor dicho, a
un animal singular, y aprendemos a comprenderle y a pensar
como él… ese es uno de los esenciales placeres de los
aficionados. ¡Estamos lejísimos de placeres perversos!
Po ello para mi el toreo nunca puede ser crueldad, porque
la crueldad exige inhumanidad y fiereza de ánimo y no es
el caso. Los taurinos no disfrutamos haciendo daño al toro,
lo valoramos desde su crianza hasta su salida al ruedo,
viendo su comportamiento,
aplaudimos a un toro
encastado, una buena
embestida, su trapío, su peligro,
su fiereza e integridad, su
codicia, de tal modo que hasta
¡puede ser indultado! Nada
más lejos de la crueldad que conlleva, generalmente,
indefensión.
Sin menoscabo de las argumentaciones legales, que no
reconocen el maltrato animal de los toros destinados a
espectáculos taurinos, creo que no hay animal mejor
tratado que un toro de lidia.
Respeto a los que no piensen así, pero exijo reciprocidad, y
sobre todo libertad para asistir a una Plaza de Toros y
emocionarme.
A sabiendas que es difícil domeñar los placeres del
espíritu, y las emociones del alma, nuestra Fiesta seguirá
mientras exista un solo aficionado capaz de emocionarse
con ese Arte al que Boadella identifica con la poesía:“
El
toreo con arte es poesía pura ¿qué es la poesía? La poesía es
“con lo mínimo lo máximo”. Es decir, con lo mínimo que es un
trapo, nada más que un trapo, conseguir emocionar a 25.000
personas, es poesía al natural
”.
Tal vez como afirma Fernando Sabater: “
El hombre necesita
del arte, de los ritos, para crear mecanismos contra la muerte,
bálsamos contra la evidencia de nuestro destino. Quizás sea
esta una explicación del misterio del toro
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DESDE EL CALLEJON
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