elaborar y dispensar medicamentos
en distintas farmacias: en Santander el
egresado Camino de la Rosa lleva una vida licenciosa
,conflictos, y disputas que le conducen, tras una vida
errante por otros lugares, a la cárcel, catarsis para un
bohemio, y allí se inspiró y escribió poemas, su mejor
medicina, y tras recupera la libertad física retorna a la
farmacia tal vez más como trabajo para subsistencia:
Anduve…anduve…anduve descalzo muchas veces, bajo la
lluvia y sin albergue…solitario.
Valmaseda o pueblos de la provincia de Madrid fueron
algunos posteriores destinos, pero no es feliz:
¡Qué lástima/
que yo no tenga comarca,/patria chica, tierra provinciana¡.
Presumiblemente en el estío de 1919 encuentra en la
Alcarria, en un amplio valle en el alto Tajo la villa de
Almonacid de Zorita, ese lugar deseado, belleza del paisaje,
sencillez, comprensión y calor de sus gentes, bálsamo para
sus heridas y un hogar:
Sin embargo… en esta tierra de
España/ y en un pueblo de la Alcarria/ hay una casa/ en la que
estoy de posada/ y donde tengo, prestadas, /una mesa de pino y
una silla de paja.
y allí
“ viendo como pasa la gente al través de la ventana…
”
convive con la vida y la muerte, con el diario caminar de
las sencillas gentes, de un pueblo alcarreño, esa niña, que
tantas veces se asomaba al cristal de su ventana pegando
sus naricillas ¡ha muerto,¡ ¡que gran dolor del alma!,
“…Y
en una tarde muy clara,/ a través de la ventana,/ vi como se la
llevaban/ en una caja muy blanca…
La experiencia vital hace que la creatividad surja con
fuerza. En la rebotica de aquella farmacia entre matraces y
albarelos, frascos y retortas, balanzas y morteros,
embriagadores olores de simples medicinales…el poeta
elabora, artesanalmente, fármacos para las dolencias del
alma, preparados oficinales seguros y eficaces, sin
caducidad, y de fácil administración a los que puso nombre:
“Versos y Oraciones de Caminante”
El farmacéutico Felipe Camino, el hombre nuevo, afronta
esta nueva etapa, quiere ser otro porque se siente otro:
“Un Poeta”, y como tal cambiar de nombre:
A mí no me
confirmo una orden tan famosa como la tuya/pero yo lo que
quería/era llamarme León Felipe/que me llamasen todos
León-Felipe.
…Me parecía entonces un nombre mágico/ que alguna vez se
había escrito/ con lágrimas y sangre.
Hoy quiere decir: antes y después de todos los poetastros del
mundo.
Así me llama la gente/ desde aquel oscuro bautizo de la
Alcarria.
Así me gusta que me llamen/ mi nombre anterior nadie lo
recuerda….
Con este nombre entro por la puerta principal/ y me escapo del
postigo del infierno.
Y así fue el nacimiento del gran poeta León Felipe, por la
puerta principal, y que, medio siglo después de su muerte,
sigue vivo entre nosotros porque permanece en nuestras
mentes y en nuestros corazones, sus poemas, auténticos
medicamentos para las dolencias del alma, siguen estando
en los anaqueles de tantas y tantas bibliotecas dispuestos al
autoconsumo placentero de personas sensibles, amantes
de algo tan excelente como la poesía.
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