Revista Farmacéuticos - Nº 135 - Octubre-Diciembre 2018 - page 48

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onfieso, de antemano, que mi cultura
poética no pasa del aprobado raspado.
Por otro lado, no coincido en absoluto
con alguno de nuestros autores de
cabecera que ha llegado a afirmar que es
tan extraordinaria y aguanta tanto la literatura, que
aunque se vaya cediendo el paso a la modernidad, ningún
género desaparece y el ejemplo lo da lo más inútil que ha
creado la humanidad: la poesía. Mientras la poesía subsista,
sobreviviremos todos…
Para mí, la literatura es arte y la
poesía es una de las cumbres más sensibles de la
creatividad del ser humano.
El caso es que mis conocimientos en esta materia
apenas tienen la consistencia de un simple aficionado
de segunda categoría, pero hete aquí que este
número de
Pliegos
está dedicado a una de las figuras
señeras del verso en nuestro país, con toda
probabilidad farmacéutico por accidente y obligado
por la familia; hombre redescubierto para nuestras
letras cuando es posible que para él fuera demasiado
tarde.
Las emociones que transmiten las estrofas son tan
personales e íntimas que no es fácil trasladarlas, pero
en mi caso, las notas musicales me facilitan tanto la
maniobra que hablaré de León Felipe, como mandan
los cánones de esta publicación especial, a través de
sus canciones.
Allá voy ¡A ver que tal entono!
Y empiezo por Paco Ibañez, ese cantautor español
que, fiel a un estilo innegociable, nos ha acercado a
los legos en cuestión de rimas y asonancias un buen
puñado de poemas del rico idioma común con el
que nos comunicamos. Compositor audaz, navegando
muchas veces contra corriente y sin importarle
modas, famas o títulos, Ibañez es –sin duda y en su
sentido más estricto y tradicional– el mejor trovador
que nos ha deparado el siglo XX.Acompañado
siempre de su guitarra y una característica voz, entre
rota y reivindicativa, ofrece en sus recitales un
panorama poético que llega al corazón de los
auditorios más exigentes.
Repaso su cancionero y encuentro, salvo omisión
involuntaria, hasta cuatro obras de León Felipe
musicadas con exquisito cuidado por Ibañez. Sus
títulos son:
Parábola, Como tú,Ya no hay locos
y,
sobre todos ellos,
No me contéis más cuentos
, quizá
el más conocido de todos: No resisto la tentación
de trasladar aquí estos versos desgarrados que no
han perdido un ápice de vigencia.
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con
cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.
Esta dura doctrina, con el respaldo de las cuerdas de
la guitarra de Ibañez, adquiere una fuerza tan
inusitada que León Felipe estará encantado allá, en el
panteón del club de los poetas muertos, esa película
que debería ser de visión obligada para todos los
estudiantes de literatura, matemáticas o la recien
recuperada filosofía.
El mar y Felipe Camino
La vida de León Felipe está salpicada de golpes y
arañazos, de heridas sin restañar, de amarguras, de
impagos y deudas, de cárceles, de huidas y
persecuciones. Algo que no cabría intuir o vaticinar
en el acomodado hijo de un notario de Santander
que jamás se sintió atraido por el mar. El ser
humano es especialista en complicarse la vida y
León Felipe es uno de sus mejores ejemplos.
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Pliegos de Rebotica
2018
José Vélez García-Nieto
Veladas musicales con
León Felipe
1...,38,39,40,41,42,43,44,45,46,47 49,50,51,52
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