Estando en
campaña, el
año 1081, el
rey Alfonso
por tierras
toledanas,
acometieron los
moros el castillo
de Gormaz,
situado sobre la
línea del
Duero y
robaron y
saquearon en sus
algaras abundantes riquezas.
Enterado el Cid, reunió en cabalgada a sus
caballeros, entró en Toledo y devasto sus
tierras, regresando con siete mil cautivos.
Este éxito del Cid cayó mal en la Corte, que le
era hostil y como dice el poema, fue víctima
de los “malos mestureros” los mentirosos
ganaron. Acusaron al Cid de buscar la muerte
del rey que estaba combatiendo en tierra de
moros.
Asi lo cuenta la “
Historia
Roderichi
”, y así lo traslada
Menendez Pidal en su
maravillosa obra “
La España
del Cid
”, y así llegó el Cid a
su destierro.
Y el rey escuchó a
los cortesanos, y
airado les dió
crédito y por carta
ordeno al Cid que
saliese de todo el reino, dándole nueve días de
plazo para la marcha y prohíbe a los
burgaleses darle ayuda y aposento.
Y como un juglar del siglo XX, recogiendo el
duelo y las lágrimas del Cid, un poeta, Manuel
Machado, le acompaña a través de los siglos
como uno más de los suyos.
CASTILLA
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde... Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos. lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
"Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!"
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: "¡En marcha!"
El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
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Pliegos de Rebotica
2017
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Esta fortaleza musulmana de estilo califal se levantó en el
siglo X para la defensa de las tierras del Duero frente a
los ataques cristianos durante la Reconquista. Estaba
hecho con sillares labrados. Se dividía en 2 zonas separa-
das por un foso: el alcázar y el recinto amurallado, donde
estaban los soldados y las albercas. En el alcázar había 7
torres, de las cuales destacan la de Almanzor y la del
Homenaje. Tenía también un aljibe y una importante sala
de armas. De este castillo se habla en el “Cantar de Mío
Cid”. El Cid Campeador fue alcalde de la fortaleza una
vez fue tomada por los cristianos. Es la fortificación más
larga de toda Europa.
Alfonso VI
Cid Campeador
