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Pliegos de Rebotica
´2017
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En Padua (Padova) los monumentos rivalizan para
ornamentarla desde las mismísimas puertas de la
ciudad hasta su reloj astronómico; desde la
Piazza del
Signori
al Café Pedrocchi,“el café sin puertas”; desde el
Jardín Botánico hasta el Palacio del Bo en el que se
unificaron, allá por el 1492, las sedes universitarias de la
ciudad., sin olvidar, sería imperdonable, la Capilla de los
Scrovegni en el conjunto romano de La Arena., con los
mejores frescos de Giotto.
Y Donatello, Mantegna,Tiziano, Luca Giordano,
Giotto y un casi infinito y brillantísimo etcétera de
artistas, esmaltándolo todo y alcanzando nuestra más
íntima sensibilidad.
Padua, belleza quieta en sí misma y abierta al
corazón que sepa latir con ella.
Y de Padua aVerona.
…¡Verona!, la ciudad escalígera por su historia y la
ciudad de Romeo y Julieta por Shakespeare: <<Una
joya que esconde una historia gloriosa y milenaria>>.
Bañada por el río Adagio ha acogido a
considerables asentamientos humanos desde épocas
muy remotas, siendo el Verona Arena, el Anfiteatro, el
principal testigo de todo ello. En este tienen lugar
actualmente fastuosos montajes de óperas (nosotros
tuvimos la fortuna de asistir a
Carmen
, de Bizet) y tiene
una capacidad de veinte mil localidades.
Se asienta en la Plaza de Bra, espacio abierto al
alma deVerona y al palpitar de su vitalidad ciudadana,
concretamente en el Listone, amplia área que
constituye el lugar predilecto de veroneses para pasear
y, en definitiva, convivir.
La Plaza de la Erbe, presidida por el León de San
Marcos y en la que se celebra el mercado de la fruta y
de las verduras; la aristocrática de los Signori, en la que
se levanta, pensativa, la estatua de Dante; los Archa
scaligere, monumentos funerarios que recrean en su
conjunto un elegante campamento de nobles
caballeros.
Los monumentos se suceden enVerona prendiendo
al viajero en su hechizo y en su encanto y encuentran
su máxima expresión en la Basílica de Santa Anastasia,
el mayor de los templos de la ciudad en su majestuosa
construcción gótica. (A destacar, no por arte sino por
su originalidad, las pilas del agua bendita que reposan,
una sobre el “jorobado Delgado” y otra sobre el
“jorobado Gordo”).Artísticamente, además del
empaque y la armonía de sus tres naves, destaca el
gran fresco de Antonio Pisan,“el Pisanello”, que
representa a San Jorge liberando a la princesa.
InacabableVerona…¿Y Julieta? ¿Y Romeo? : en
Shakespeare. ¿Y el balcón de la primera y la casa del
segundo? Quedaron, ¡ay!, entre las simples anécdotas
turísticas del viaje: muchas fotos, muchas excusas de
besos, muchos besos excusados, turistas y más turistas
que borran de su entorno la huella de los Capulettos y
de los Montescos, llevándose a Julieta y a Romeo para
encontrarlos, solo, en la inmortal obra del autor inglés.
Y deVerona, siguiendo la ruta trazada por la
organización del viaje, aVicenza,“la Ciudad de Palladio”,
Patrimonio de la Humanidad, de acogedora belleza: Los
palacios alternan con bellísimas iglesias y dan a sus
calles un aire señorial. En unos de ellos, propiedad de
Banca Intesa, tuvimos ocasión de deleitarnos con la
exposición de iconos rusos escogidos y seleccionados
de la riquísima exposición de dicha Banca.
Pero el más emblemático de sus monumentos es el
Teatro Olímpico, quizás la obra máxima de ese
arquitecto universal del siglo XVI que fue Andrea
Palladio y de tal riqueza y suntuosidad, de tales
perspectivas de su escenario que la palabra no alcanza
a describirlo como su belleza merece.
Nuestra visita se remató subiendo al Santuario de
Monte Bérico y la explanada que a sus pies se
extiende, la Plaza de laVictoria y que constituye un
lugar de peregrinación y culto de toda la ciudad.
En fin, dejamos Vicenza con el sabor agridulce del
escaso tiempo a ella dedicado.
Y terminamos al día siguiente en Milán y su
Duomo que me inspiró este alicorto soneto con el
que remato este asimismo alicorto artículo de viaje,
de un viaje, empero, que empapó de belleza la
esponja de nuestro corazón y colmó de arte el
arcón de nuestra sensibilidad. De aquí, este soneto
que allí brotara:
Ante la catedral de Milán
En piedra la oración se levantaba
como vuelo de alma peregrina
que llevara su amor hasta la esquina
que el Dios de la Belleza señalaba.
El mármol hacia el cielo sublimaba
la imagen deslumbrante en la retina
y ascendía veloz, cual golondrina,
a la gloria sublime que aguardaba.
El corazón latía en sus asombros
y la emoción los ojos oprimía.
El silencio era blanco y se cortaba.
E intenté soportar sobre mis hombros
esa blancura noble que ascendía
hasta el azul que todo lo enmarcaba.
El avión de Iberia dejó los góticos cielos del Duomo
milanés y aterrizó felizmente en las terrazas
cuaternarias del Jarama, (Barajas).
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Treviso. Poesía en el agua
Gran Canal desde el Puente de la Academia
Verona.Balcón de Julieta detalle