Como farmacéutico, no me resisto a
reseñar la especial vinculación de los
farmacéuticos con el chocolate que
durante siglos fue dispensado en las
boticas, perdida cuando éste pasó de su
fabricación artesana a industrial. Sus
propiedades eran alabadas especialmente
como analéptico y, según Fr.Vicente
Argüelles reconstituyente “
para los que
tienen que sufrir las molestas tareas
literarias”
. En los Formularios del XIX está
presente el chocolate en numerosas
preparaciones, e incluso en alguna
Farmacopea, como la del doctor don Juan
Texidor y don Antonio Casasa, editada en
Barcelona en 1875, se dedica un capítulo
entero a los chocolates medicinales.
Tenemos testimonio de viajeros que
afirman que en España se instaló el primer
procedimiento mecánico de Europa para la
fabricación del chocolate en Barcelona en
1780, mediante una caballería que
desplazaba cinco rodillos de acero, aunque
dos años antes se habían realizado ya
pruebas con máquinas rudimentarias en el
Monasterio de Piedra. No obstante la
fabricación industrial en España se ralentizó
porque aquí se prefería el chocolate casero
“
con grumos
”. A pesar de ello Matías López
tenía tres fábricas funcionando en 1875 en
España, la más importante en El Escorial y
los hermanos Luca de Tena y Reina
fabricaban en exclusiva para Lhardy desde
Sevilla en 1860. La fundación de las grandes
empresas belgas data también del siglo
XIX: Neuhaus (1857),
Côte d'Or
(1883) o
Jacques (1896). Bélgica tuvo además mucho
que ver en el proceso de industrialización
del chocolate, al construir las primeras
fábricas de prensado en tabletas en 1840 y
fabricar el primer bombón en 1912,
convirtiendo el chocolate en uno de los
símbolos nacionales de los belgas. Lo dicho:
un placer compartido.
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Pliegos de Rebotica
2017
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Coplillas custodiadas en la BNE, editadas sin fecha en
Murcia en la primera mitad del S. XIX, en las que se
puede comprobar el éxito del chocolate: “médicos y
cirujanos, hasta la gente de pluma, toman el chocola-
tito espesito y con espuma”
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