Al novio le destinaron a otra ciudad, Potenza, y la
vida de Wilma cambió. Comenzó a salir de casa
sola, sin dar explicaciones.Y eso fue lo que hizo ese
Jueves Santo de 1953. A las cinco de la tarde del 9
de abril abandonó su casa de Via Tagliameto, sin
carné de identidad, sin apenas arreglar, vestida con
una falda de lana, una chaqueta de piqué con un
solo botón en el cuello y zapatos de tacón alto, ni
una sola joya, solo con un bolso de cuero
conteniendo un pequeño espejo, un pañuelo blanco
y las llaves de la vivienda. La portera, la vio salir y
marchar sola, nadie la estaba esperando.
No regresó para cenar, ni a dormir, ni a desayunar.
Los padres denunciaron la desaparición.
En la mañana del día 11 de abril un albañil encontró
su cuerpo sin vida en la playa de Torvajanica, cerca
de Ostia, a 42 kilómetros de Roma. La causa de la
muerte: ahogamiento. Solo que, en la autopsia se
encontró un tipo de arena cuya composición,
ferruginosa, no tenía nada que ver con la de esa
playa, sino con otra más cercana al pueblo de Ostia.
También se determinó que había muerto unas
dieciocho horas antes.
Una semana después de la muerte, se habla de
suicidio, de baños de pies en la orilla del mar que,
debido a que se encontraba en plena
posmenstruación , había provocado un colapso. Se
dio por bueno y la joven fue amortajada con su
vestido de novia y enterrada rodeada de una
multitud de gente y una multitud
de…interrogantes. La idea del colapso era
totalmente descabellada y el suicidio no se lo creía
nadie.
Pero la prensa italiana, esa misma que a partir de
este caso se convirtió en el
cuarto poder
, no iba a
permitir que se diera carpetazo como anunciaba la
policía.
Un periódico IL Roma y una revista
Attualitá
se
convierten en una bomba. Llama la atención que la
revista
Attualitá
, la menos leída de Italia hasta
entonces, dirigida, escrita y maquetada por Silvano
Muto, comienza a venderse como nunca soñó su
propietario. La gente estaba de acuerdo, el caso
Montesi no podía ser archivado.
Por otro lado, el novio de la víctima, Angelo
Giuliani, comienza a investigar por su cuenta. No le
cuadra que el cuerpo apareciera sin ropa interior.
Le explican que una marejada pudo desprenderla de
las ropas, pero no le convencen.
El caso se conoce como “El suceso del año” “El
misterio de la muchacha ahogada”.
Salen publicadas informaciones sobre las grandes
mansiones que rodean el litoral de Ostia. Se habla
de que en alguna de ellas se celebran orgías los
fines de semana. Con la asistencia de políticos,
actores, empresarios. Que para ello reclutan a
jóvenes romanas con ansias de ”pescar” un
millonario o famoso. Algunas con aspiraciones a
actriz.
Ciertos periodistas ponen sus ojos en una finca de
caza de Capoccota que fue comprada en su día por
el rey de Italia y heredada por un nieto. Por esas
fechas la finca pertenece a Ugo Montagna,
empresario siciliano muy poderoso.
Comienzan a popularizarse los
paparazzi
, apostados
ahora frente a esas fincas de recreo, ocultos entre
los árboles. Se destapa la
Dolce Vita
inmortalizada
años después por Fellini.
Así se llega hasta 1955 y el caso sin resolver. El
principal sospechoso de la muerte de Wilma
Montesi es Piero Piccioni hijo del Ministro de
Asuntos Exteriores.
En eso, entra en acción Gabriel García Márquez, un
periodista colombiano que tenía pasión por el
género policíaco, admirador de Allan Poe y Conan
Doyle. Llega a Roma en el momento cumbre de la
historia del periodismo en Italia. Se destapa la
influencia ilimitada del cuarto poder.
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Pliegos de Rebotica
´2014
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LOS BOTICARIOS
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Wilma Montesi y su nicho.
