Revista Farmacéuticos - Nº 115 - Octubre-Diciembre 2014 - page 40

de Juan Belmonte, que
personifica, junto a
Joselito, la época de oro
del toreo !Que Grandes!
como pone de manifiesto
José Bergamín en sus
seguidillas sobre Illo y
Romero:
El arte del toreo fue maravilla/ porque lo hicieron
juntos Ronda y Sevilla… Tampoco se separaron/
andando el tiempo/ Joselito y Belmonte/ de Illo y
Romero/ En José estuvo el soplo/ Y en Juan la brasa: y
en los dos encendida la llamarada/ Por eso fueron José
y Juan / los dos juntos todo el toreo.
Y así fue, ambos eran poseedores de esas condiciones
esenciales que ha de poseer un TORERO, con
mayúsculas: valor; conocimiento, arte y verdad, o lo
que es lo mismo “saber dar a cada toro su lidia”
dispuestos no al sacrificio sino a ese “
tenebroso rito
mágico
”, que decía Unamuno, en el que en la contienda
puede ser el torero el perdedor, llegando incluso a
perder la vida.
La grandeza de Belmonte se debe a que es el
auténtico renovador de la Fiesta, tal vez, porque sus
condiciones físicas le exigieron algo mas: como dijo
Valle Inclan:
”Juan es hombre pequeño, feo, desgarbado y si me
apuran mucho, ridículo…Pues bien coloquemos a Juan
ante el toro, ante la muerte, y Juan se convierte en la
misma estatua de
Apolo
La escasez de fuerzas
en las piernas le hizo
acortar la distancia
dando, en
consecuencia, carta de
naturaleza al toreo con
los brazos, lo que le permitía quedarse colocado para el
siguiente muletazo, instituyendo los tres cánones del
toreo: parar, templar y mandar, actualmente vigentes,
sin olvidar que todo ello ha de hacerse con estética, con
arte. bellamente y generando emoción, el torero ha de
sentirse cómodo, gustarse y si es posible adornarse. ¡ahí
es nada!
El temple es la piedra angular del toreo, que no es
otra cosa que la virtud de frenar a los toros que
embisten con fuerza a base de repetir el engaño en la
distancia justa sin que llegue a tocarlo. Corrochano
advertía que no hay que confundirlo con la lentitud, si
no está de acuerdo el movimiento del toro y la mano
del torero no hay temple aunque haya lentitud
En síntesis hoy como ayer la auténtica razón de ser
de la Fiesta es la verdad, la pureza de la misma, el toro
íntegro. Este arte singular y único, efímero pero
maravillo no debe admitir “sucedáneos”, ahora bien si
lo que deseamos es otra cosa, tal vez podamos llegar a
favorecer la llegada de “esa otra cosa”, pero a sabiendas
de que hemos de cambiar de nombre al espectáculo.
P
de Rebotica
LIEGOS
DESDE EL CALLEJÓN
socios
socios
socios
socios
socios
El Cid Campeador
lanceando otro toro
(Tauromaquia-Goya)
1...,30,31,32,33,34,35,36,37,38,39 41,42,43,44,45,46,47,48,49,50,...52
Powered by FlippingBook