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Puente a Cipango
Diego Lanchares
Edición del autor-Cáceres 2013.- 206 páginas.
E
n siete años de andar por Castilla, sólo dos
frailes me fueron constantes
. Esta frase del
Almirante Cristóbal Colón sirve de marco para
esta interesante novela, opera prima del farmacéutico
extremeño Diego Lanchares. La prosa circula con
comodidad en un riel de ficción y otro de ensayo
hasta hacerle preguntarse al lector si se encuentra
ante la novela de un historiador o ante la historia de
un novelista. Podemos decidirlo fácilmente al cabo;
se trata de una ficción repleta de elementos
históricos, bien estudiados y bien asimilados.
Interesa más mostrar la situación teórica de los
problemas, por ejemplo cuál era la comprensión de la
magnitud de la distancia que podía separar por el
oeste de Europa el continente asiático, que la
trayectoria interior de los personajes que apenas se
deja esbozada. El asunto central es la incertidumbre
de una decisión final que de haber sido negativa
hubiera llevado a Colón probablemente a buscar
amparo en la corte de Francia. Ahí están los Reyes
Católicos y todo su cinturón de influencia y ahí está
el apoyo encontrado por el descubridor en la Rábida.
Hay un capítulo inicial misterioso, pues deja indicios
que solo pueden cerrarse al final y que parecen
conducir al libro por la acción, todo lo contrario de lo
que luego resulta ser. En este capítulo se relata el
asesinato y la sustracción del cuaderno de bitácora de
Alonso Sánchez de Huelva pero luego la mayor parte
de las páginas discurrirán, como digo, sobre la
decisión de apoyar o no la propuesta colombina y en la
incierta deriva del fiel de esta balanza. Lo que prefiere
Lanchares es la discusión intelectual y, si acaso, la
hipótesis de las motivaciones que rodearon la causa.
LIBROS
José Félix Olalla
libros
Bajo el agua
Alberto Infante
Endymion narrativa.- Madrid 2011.- 224 páginas.
T
odo escritor lleva consigo una novela previa;
es aquella que parte de su experiencia vital y
la de su época. Con ese equipaje puede
relatar de forma más o menos fabulada su paso de
la infancia a la primera juventud y el
descubrimiento del mundo de los adultos. Así
ocurre en este libro que recrea los años previos a la
transición política en España, el ambiente
inmarchitable de las pandillas de amigos, los
primeros viajes, las primeras aventuras, los
quiebros e ironías que el destino reserva.
Sus once capítulos conservan la trabazón, bien
cimentada por los personajes, pero en cierto
sentido son también relatos independientes que
tienen su principio y su final dentro de una lógica
coherente y circular. Hay hallazgos duraderos
como el párrafo escrito por el protagonista en la
contraportada de un tomo de los
episodios
nacionales
, reencontrado muchos años después en
la biblioteca del abuelo. Es notable también el
capítulo dedicado al balbuceo de la lucha armada o
el relato de cierre que recapitula las cosas y se
pregunta por el sentido de la memoria colectiva, de
la biografía de cada uno.
Las motivaciones del novelista, su propia
autocrítica, se representan con respeto a la
consideración del lector, que percibe el rigor de lo
que se le ofrece y la ausencia de impostura. Un
personaje de esta historia dirá hacia el final que la
naturalidad es hija de una larga práctica y creo que
este es el caso de Alberto Infante como narrador,
aunque
Bajo el agua
haya sido propiamente su
primera novela.
