Gaudí con sus “formas gaudinianas” asociadas a
conceptos de gran
originalidad, fantasía y sentimiento
.
Y son precisamente estas cualidades las que
caracterizan la “verdadera arquitectura”; con ellas el
nuevo “arquitecto-artista” ha reemplazado la lógica fría
y funcional de las geometrías simples (taketiana) por
otra más dramática y emocional de formas abstractas y
redondeadas (malumiana). (W. Köhler).
Sostenía H. Muthesius en el Congreso del
Werkbund (1914) que en el diseño de los productos
mecanizados debía ganar “la forma” o
Gestalf
sobre la
función, materia y técnica. Para tal fin se acuñó una
palabra que establecía la “forma típica o estándar”
estrechamente relacionada con la
Gestalf
y se ensalzó
la opinión que W. Morris tenía del “arquitecto-
artesano”, cuyo mayor exponente sería Gaudí.
El grado de compromiso con el “lenguaje
gaudinista” varía en función no solo de la obra de
autor, sino del nivel de aceptación que consciente o
inconscientemente el arquitecto contemporáneo
adquiere en su laborioso “proceso de creación”; aún a
sabiendas de que el polifacético
Arte Moderno
recurre
con asidua frecuencia a la
forma abstracta o no-
figurativa
, sin renunciar por ello a la estética y la
belleza que subyace en toda expresión artística,
recurriendo a la enorme posibilidad que ofrecen los
nuevos materiales (hormigón armado, vidrio y acero
galvanizado) tan maleables, coloristas y resistentes que
permiten “subir más alto, llegar más lejos y ser más
osadas” que cualquiera de las anteriores “obras
arquitectónicas” realizadas a lo largo de la prolífica
historia de la humanidad; a sabiendas, pues, que en
palabras del genial arquitecto:
“Ningún arte llega a la
perfección nada más inventarse”.
Semejante proceso han seguido los
estilos
arquitectónicos
que en un principio resultan rudos y
primitivos; pasando a una fase de madurez donde se
pule el estilo y desarrolla sus formas buscando la
pureza; luego entran en una fase de exceso de ornato y
decadencia, perdiendo “la norma”. Tal pudo
experimentar Gaudí, al contemplar como
“cuando las
catedrales eran blancas”
la idea común fue elevarlas,
ensancharlas y hacerlas más livianas (materia por
vidrieras policromadas) siguiendo un esquema
tripartito que encaja todos sus componentes con
precisión geométrica:
“Nave Mayor, Transepto y
Cabecera
. De la primera surgen dos naves laterales y
una central; del segundo, nacen el brazo norte, el
crucero y el brazo sur; y de la tercera, el presbiterio, el
deambulatorio y las capillas radiales”. Para llegar a la
perfección del estilo gótico que tanto le enajenaba,
antes debió pasar por fases de remodelación.
Es de sobra conocido por los Historiadores de
Arquitectura que Antonio Gaudí “no dejó escuela”; y
sin embargo, aún con la ausencia de un estilo propio
fue el más excelso precursor de un “nuevo lenguaje”
que se estructura en tres prolíficas tendencias-
manifiesto:
Visión Postgótica, Acervo Naturalista y
Tradición Geométrica
. Estas son las bases en que se
sustenta el libro de arquitectura que próximamente
publicará el autor de este artículo; cuyo titulo lleva el
nombre de:
“La herencia del “lenguaje gaudinista”
Mercado Santa Caterina-Barcelona (sinusoides)
P
de Rebotica
LIEGOS
9
Escuelas Provisionales” (1909 / 10)
Sagrada Familia “Pilar arborescente” (Visión
Postgótica)
Museo de las A. & C. (Pilar arborescente) Museo Guggenheim (Ideal de la caverna)