234
Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
Por el contrario, si el gen tiene un carácter
domi-
nante
, basta con que una de las copias sea anó-
mala para que la enfermedad aparezca; es el caso
de la
corea de Huntington.
Existe un buen número de enfermedades ge-
néticas ligadas a la pareja cromosómica sexual
(XX en las mujeres y XY en los varones). Como los
hombres la pareja es heterogénea (XY) sólo tienen
una copia de los genes de cada uno de los dos
cromosomas (X e Y), por lo que no existen otra
copia del gen que puedan contrarrestar la función
defectuosa del alelo anómalo situado en dicho
cromosoma. Este es el caso de la
distrofia muscu-
lar de Duchenne
y de las
hemofilias
.
La inversión en la secuencia de ADN que se
encuentra en el intrón 22 del gen del factor VIII
es la anomalía molecular más frecuentemente
detectada en pacientes con
hemofilia A
grave,
siendo responsable de la enfermedad en el 45%
de los casos. Aproximadamente el 50% de hemo-
fílicos con afección grave y la práctica totalidad de
hemofílicos con diátesis hemorrágica moderada
o leve presentan mutaciones puntuales. En cam-
bio, en la
hemofilia B
las deleciones parciales o
completas del gen representan el principal defecto
molecular. Por lo general, estos defectos son fá-
ciles de identificar con enzimas de restricción. La
existencia de mutaciones puntuales es responsable
de las formas variantes de enfermedad (alteracio-
nes funcionales). También se han identificado un
importante número de alteraciones moleculares
responsables de la hemofilia B.
El gen humano del Factor VIII (
F8
) se encuentra
en la banda más distal (
Xq28
) del brazo largo del
cromosoma X y está formado por una secuencia
de 186.000 bases (186 kb) dividida en 26 exones
y 25 intrones. El Factor VIII se expresa principal-
mente en el hígado, en las células endoteliales
sinusoidales. La proteína precursora del Factor
VIII contiene dominios de homología interna y
su estructura desde el extremo amino (-NH
2
) al
carboxilo (-COOH) sigue una secuencia A1-A2-B-
A3-C1-C2, en la que el dominio B es escindido
para formar el Factor VIII, que es activado por la
trombina.
La hemofilia A puede aparecer como conse-
cuencia de muy diversas mutaciones en el gen
F8
, de las que aproximadamente un tercio son
de
novo
, es decir, en pacientes sin historial familiar,
como ocurre también en la hemofilia B. Entre estas
mutaciones se incluyen
inversiones
(por ejemplo, la
inversión de intrón 22);
supresiones grandes
– que
se asocian con formas clínicas graves de hemofilia
y un mayor riesgo de anticuerpos inhibidores –,
inserciones
,
duplicaciones
y
reordenamientos
cro-
mosómicos. Las mutaciones puntuales, deleciones
o inserciones pequeñas y mutaciones sin sentido
están vinculados a formas clínicas específicas, de
relevancia algo menor.
Por su parte, el gen humano
F9
, responsable
de la producción de Factor IX, está situado en la
región subtelomérica del brazo largo del cromo-
soma X; tiene una extensión de 34 kb y se divide
en ocho exones y siete intrones. El Factor IX se
sintetiza exclusivamente en el hígado por los he-
patocitos y se procesa durante su secreción en el
torrente sanguíneo. El polipéptido maduro del
Factor IX contiene tres dominios: Gla - péptido de
activación - dominio catalítico. El
péptido de acti-
vación
es liberado durante la conversión de Factor
IX activado, que es modificado mediante hidroxi-
lación y por un proceso de carboxilación depen-
diente de vitamina K.
La hemofilia B es el resultado de múltiples mu-
taciones en el gen F9, y los pacientes con este
trastorno de la coagulación se clasifican como po-
sitivos para material de reacción cruzada (CRM),
caracterizados por presentar una concentración
normal de antígeno de Factor IX pero una activi-
dad reducida del mismo; asimismo, hay pacientes
con CRM reducido, con niveles reducidos de an-
tígeno de Factor IX y niveles de actividad y CRM
negativos. Los pacientes CRM-positivos general-
mente tienen mutaciones sin sentido en regiones
codificantes o mutaciones de empalme o de trans-
cripción que dan lugar a cantidades reducidas de
Factor IX. Por su parte, los pacientes CRM-negati-
vos suelen tener mutaciones de diversa tipología.
En la hemofilia B, aunque no en la hemofilia A,
hay una intensa correlación entre la presencia de
deleciones parciales o completas de genes y el de-
sarrollo de inhibidores (
Franchini, 2012)
.
Uno de los objetivos en el diagnóstico de la
hemofilia es identificar, dentro de los grupos fa-
miliares, las probables portadoras. Las
portadoras
seguras
, son aquellas que son hijas de un paciente
hemofílico, o las que tienen antecedentes por vía
materna con un hijo afectado. Se requiere de es-
tudios genéticos para saber la mutación exacta en
cada familia determinada. En aquellas en las que
aparece la enfermedad
de novo
(sin anteceden-
tes) se debe verificar si la madre es portadora o
no. Si así fuera, se estudiará a otras mujeres, en
edad fértil, de dicho grupo familiar y descartar así
otras posibles portadoras. El diagnóstico genético
se basa tanto en estudios directos, que tratan de