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REVISIÓN
inhibidores era de 76 (hemofilia A) y 6 (hemofi-
lia B). Asimismo, el número de casos de hemofilia
infectados con VIH (virus de la inmunodeficiencia
humana) era de 470 y de 1.014 con VHC (virus de
la hepatitis C); en el caso de pacientes con enfe-
remedad de von Willebrand era de 28 (VIH) y 130
(VHC).
El resto de las coagulopatías congénitas son
mucho más infrecuentes. En todos los casos, tie-
nen una herencia autosómica recesiva. Clínica-
mente se expresan con hemorragias de intensidad
variable, manifestándose una mayor gravedad en
los casos homocigóticos, en los que existe una
muy baja concentración de factor de coagulación.
El
déficit de protrombina
(factor II) ocurre en
1-2 casos por millón de habitantes. La deficiencia
completa del factor II parece ser incompatible con
la vida. En la mayoría de los casos se trata de defi-
ciencias tipo I (disminución del factor II antigénico
y funcional), aunque hay descritos casos de
dispro-
trombinemia
. Se caracteriza por sangrado después
de maniobras invasivas (incluyendo la caída del
cordón umbilical), hemartrosis, hematomas mus-
culares y sangrado mucoso. El
déficit de factor
VII
tiene una incidencia estimada en un caso por
cada 500.000 habitantes y sus manifestaciones clí-
nicas son similares al déficit de factor II. También el
déficit de factor X
tiene una frecuencia similar a
la deficiencia de factor II; tiene una clínica similar
al déficit de los otros factores del complejo pro-
trombínico (II o VII).
Por su parte, el
déficit de factor XI
o
hemo-
filia C
tiene una incidencia de 1:1.000.000; la clí-
nica hemorrágica suele ser moderada y el lugar
más frecuente son las mucosas, de tal forma que
las mujeres con este déficit presentan menorra-
gias. La
deficiencia de Factor V
tiene una inci-
dencia de un caso por millón de habitantes y se
caracteriza por sangrado tras maniobras invasivas
y sangrado mucoso. La incidencia del
déficit de
factor XIII
es también es muy baja, siendo carac-
terística la aparición tardía de las hemorragias en
el recién nacido, como por ejemplo la hemorragia
umbilical varias horas o días después de la caída
del cordón. También hay que añadir el sangrado
intracraneal como un lugar característico de la ex-
presión hemorrágica. La deficiencia de factor XIII
se asocia a abortos y/o pérdidas fetales y retraso
en la cicatrización de las heridas. Por último, las
deficiencias de factor XII
o de otras proteínas de
la fase de contacto (precalicreína o cininógeno de
alto peso molecular) son asintomáticas (
Peyvandi,
2012).
Genética de las coagulopatías
hereditarias
El gen que codifica el
Factor vW
está en el brazo
corto del cromosoma 12. La función del Factor vW
es facilitar la adhesión de las plaquetas al suben-
dotelio mediante la unión a las glucoproteínas
(
GPIb
y
GPIIb/IIIa
) de la membrana plaquetaria, y
además al ser la molécula transportadora del
fac-
tor VIII
, lo protege de la degradación. Dada esta
condición, un descenso de
FvW
se acompaña de
un descenso proporcional de
factor VIII
, de ahí que
contribuya a la expresión y gravedad del cuadro
hemorrágico. Por su parte, los dos tipos principa-
les de hemofilia se transmiten de forma recesiva
ligada al sexo (concretamente, en el cromosoma X
del par 23), de tal forma que el 100% de las hijas
de hemofílicos son portadoras y el 50% de los
hijos de mujeres portadoras manifiestan la forma
clínica de la hemofilia.
Cada uno de los seres humanos es portador de
al menos media docena de genes defectuosos.
Y sin embargo, sólo una de cada diez personas
tendrá una alteración genéticamente determinada
e incluso será una proporción sustancialmente
menor la que padezca sus consecuencias clínicas
en algún momento de su vida. El motivo de que
la mayor parte de las personas no experimenten
los efectos nocivos de los genes defectuosos que
portan es que llevan dos copias de la mayoría de
sus genes, una procedente de su madre y otra de
su padre.
Existen más de 5.000 condiciones específicas
cuyo origen está en defectos (mutaciones) de uno
solo de sus genes. Son las
enfermedades mono-
génicas
, muchas de las cuales son debidas simple-
mente a la diferencia de una única base nucleica
dentro de la parte del genoma que codifica ese
gen; tal circunstancia se denomina
polimorfismo
de un único nucleótido
(SNP;
Single Nucleotide
Polymorphism
). Hay también un amplio abanico
de enfermedades que aparecen como consecuen-
cia de la anomalía combinada de varios genes. Se
trata de las
enfermedades poligénicas
.
En la mayoría de los casos, la copia o alelo
nor-
mal
del gen es suficiente para evitar todos los sín-
tomas de la enfermedad. Si el gen mutado no es
funcional o incluso potencialmente peligroso pero
tiene un carácter
recesivo
, entonces el otro alelo
normal asumirá todas las funciones biológicas
asignadas a la pareja y sólo cuando las dos copias
sean defectuosas se manifestará la enfermedad.
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