Revista Farmacéuticos - Nº Número - 132 Enero-Marzo 2018 - page 36

Marple.Y aquí
viene lo curioso: el
director del
capítulo debió
considerar muy
anodina la muerte
por flecha clavada
en el cuello y
decide mezclar este caso, en versión libre, con lo
de la pilocarpina y la pila de carpas. De tal manera
que la excéntrica señora se convierte en una
experta en Botánica que está catalogando las
especies que abundan en su extenso y descuidado
jardín. Por allí se mezclan plantaciones de
Belladona, con Digitalis y otras plantas con
alcaloides venenosos. Una mañana se encuentra
mal, identifica los síntomas como envenenamiento
por atropina y casi sin fuerzas va al teléfono y
llama a Marple, con tal mala fortuna que atiende
la llamada una señora con cierto grado de
senilidad. La entiende
pila de carpas
e igual que en
el pulgar de San Pedro, Marple deduce que es
pilocarpina. Todo ello a gusto del director del
capítulo. Quedó bien. Lo importante es que
Agatha Christie demostró su dominio de venenos
y antídotos y su maestría como narradora.
El éxito clamoroso de las novelas de Agatha
Christie no se hizo esperar. Millones de libros
vendidos en todo el mundo.
Las hazañas de los detectives de ficción imponían al
público, ávido de este tipo de literatura, una imagen
falsa de la investigación criminal y la criminología.
Sherlock Holmes en solitario, con una lupa y la
observación minuciosa correspondiente, resolvía los
casos más complicados.Al igual que Hércules Poirot
con sus “células grises” y Miss Marple con
sagacidad, unas dotes de observación fuera de lo
común y gran capacidad analítica. Sin olvidar que
cualquiera de ellos tenía la gran suerte de que el
asesino confesaba su
crimen a nada que
se les presionara.
Parecía que fuera
innecesaria la toma
de muestras, los
hábiles
interrogatorios de
los investigadores. Nada de eso se necesitaba
mientras Sherlock Holmes encendía su pipa, Poirot
atusaba su bigote y la Marple hacía calceta.Así de
sencillo. Hay que reconocer que ser amigo de Miss
Marple suponía todo un riesgo porque siempre que
era invitada a una casa, mataban a alguno de los
asistentes. Poirot arriesgaba más en su trabajo: en
algunos casos de envenenamientos se atrevía a
probar alguna gota del líquido sospechoso.
En su Autobiografía, la autora confiesa que estuvo a
punto de eliminar el personaje de Poirot y crear otro
de menor edad.Al
parecer el
detective, y su
fuerte personalidad,
se le fue de las
manos como si
hubiera adquirido
vida propia. Por
suerte los editores
lo desaconsejaron y
los lectores
podemos seguir
disfrutando de sus
aventuras.
Agatha Christie
murió a los 85
años por causas
naturales. Sigue
siendo la reina del
veneno.
LOS BOTICARIOS
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