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tres mil niños gemelos con los que realizó
diversos experimentos a cual más estrambótico;
Gisilla Perl, médica húngara y de religión judía
que fue prisionera en el mismo infierno en que
vivía cómodamente Mengele y que fue
responsable entre otras intervenciones de unos
mil abortos con el fin de evitar que murieran la
madre y el hijo neonato, solo induciendo el
aborto a sus pacientes podía salvar la vida de la
madre dado que el embarazo avanzado era
castigado con la muerte; y finalmente, el último
personaje de este teatro del horror es Viktor
Frankl, también prisionero en Auschwitz, creador
de la logoterapia de la definición del ser humano
desde una teleología que daba sentido a la vida a
través de la voluntad de sentido.
El primero, parecía conducirse sin escrúpulos
con un lema similar a todo por la ciencia, un
fundamentalismo basado en un fin capaz de
justificar cualquier medio. La segunda capaz de
sobreponerse a sus sentimientos con el fin de
salvar cuantas más vidas mejor, y el último
entregado a un ideal indestructible incluso en las
peores condiciones imaginables, obstinado en dar
sentido a cualquier experiencia según un ideal
que acepta la contrariedad y aún encuentra el
modo de dar significado a su sufrimiento. El
campo de concentración le desprovee de todo
salvo de su dignidad entendida como su profunda
humanidad.
Obviamente solo podemos ver su
comportamiento, pero no es difícil inferir sus
motivos, su auténtico leitmotiv. El torturador,
amparado en unas circunstancias favorables usa
la ciencia y la búsqueda de conocimiento como
una búsqueda de poder, de hecho, desde muy
joven afirmaba su deseo de ser recogido en las
enciclopedias. La segunda, en una clara
demostración de eticidad se adhiere a su
juramento hipocrático para defenderse de sus
propios sentimientos y poder salvar así algunas
vidas. El último encuentra una vía trasnpersonal,
más allá de sí mismo para dar sentido a su
existencia.
En el fondo, los tres son homínidos, pero solo
dos son humanos, el proceso de hominización se
ha diferenciado del proceso de humanización.
Ahora nos hace humanos la capacidad de
proyectarnos en el tiempo, más allá del presente
hacia un futuro que podemos construir. Creo
que Mengele no era humano, era un homínido
con capacidad para el lenguaje simbólico, pero
sus funciones ejecutivas, su capacidad de
proyección hacia delante en la historia no
sobrepasó el más rabioso presente.
El sentido moral de la doctora Perl nos dice que
sus motivos van más allá del tiempo, se adhiere a
un principio moral sabiendo que su bien estar
guarda relación con el bien estar de sus
semejantes, es sin duda un ser humano.Y en
cuanto al doctor Frankl, todo indica que se supo
trascender más allá del presente, de cualquier
presente incluso de un presente imposible de ser
vivido sin amargura, el lo consiguió, su teleologia
basada en la logoterapia le permitió hacer de una
experiencia imposible una experiencia de
profundo aprendizaje personal, Su motivo es más
que humano, es meta-humano, propio de los
seres humanos del futuro capaces de entender y
diseñar el verdadero espíritu humano. Así que ya
sabemos tres tipos de motivos, motivos de
poder, motivos de mutualismo y motivos
transpersonales.
Poco más puede añadirse, no hay más moraleja
en esta historia que la historia misma.
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Pliegos de Rebotica
´2016
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FABULA
Ilustraciones de Maiden Beast
Llámame Tío Mengele
Pesadilla