Revista Farmacéuticos - Nº 124 - Enero/Marzo 2016 - page 35

V
V
amos a
imaginarnos la
vida como una
escalera de
tijera de
madera rústica, desnuda,
con una serie de peldaños
por un lado que suben y
con otra serie de
peldaños por el otro lado
que bajan. Nadie sabe si
nuestro destino va a ser
de corto recorrido o por
el contrario vamos a
poder subir la escalera y
después bajarla sin mayor
problema.
Esto es algo que no lo
vamos a entender hasta
que no haya sucedido, y a
veces ni siquiera lo
entenderemos, ni
sabremos cuando acabó la
bajada de nuestra
escalera, ni que existen
más peldaños para
nosotros. La escalera, es
como el esqueleto de
nuestra vida, que tiene un
tope donde según la
media de vida en nuestro
país, vamos a poner ese
tope en 50 años. Hasta
entonces te metes en
comprar coche nuevo,
hipotecas, pero a partir
de aquí, mejor nos
decidimos, por un coche
de segunda mano, por
alquilar - en vez de
comprar- un lugar para pasar las
vacaciones, en fin, porque quizás a
partir de ese tope, el cuerpo acusa
sus “goteras físicas”, y el miedo al
dolor preocupa y limita. Nuestra
escalera es única y personal. Los
años van pasando y se comparten
escalones socialmente, con gentes muy distintas,
intercambiamos momentos, ideas, lágrimas y
sonrisas. No hay dos escaleras iguales, como
sucede con el ADN.
Por eso me gusta la pregunta, ¿en en qué peldaño
de la escalera de la vida te encuentras?
¡Si fuéramos capaces, de adivinarlo!
¿Y cómo es esa subida?
Subir los peldaños puede que cueste un cierto
trabajo compensado por la juventud, que
empieza contigo en el primer escalón. Las
excepciones confirman la regla, y hay
nacimientos con una fecha de caducidad
próxima y acongojante para los padres, que
comparten espacios de salud, de vida y
finalmente de muerte. Doy gracias por aprender
en mi trabajo, la importancia de levantarse y
disfrutar del día, lluvioso o soleado, con
“goteras” o sin ellas, pero con ilusiones, de
aprender lo que es la solidaridad y la
humanidad, de tener por compañeros, a los
mejores profesionales de las humanidades,
ejerciendo con el bisturí y con la pluma sobre el
papel (conocedores del dolor y sufrimiento)
conviviendo con la muerte en hospitales,
durante décadas.
Pero sigamos con la subida. En condiciones
normales, aprenderemos de la mano de nuestros
padres, lo que es la raíz de las cosas, de la vida.
Notaremos su protección, su empuje, su amor
desinteresado.Y también nosotros gateando en
ese primer escalón, aprenderemos a llorar y a
ser calmados, les mostraremos nuestro amor,
más tarde nuestra rebeldía, nuestra incoherencia
propia de creer, que todo estaba por descubrir
hasta que nosotros llegamos a este mundo. El
que tiene un brazo donde apoyarse, llegará sin
arrugas ni ampollas en las manos.
El sonido de
ese llanto es el de un intervalo aumentado, que es
el formado por un intervalo justo o mayor,
incrementado por un semitono. El niño que está
solo, dejará marcadas sus lágrimas en cada peldaño
porque no tuvo a nadie a su lado para calmarle, y
el sonido de su llanto será el de un intervalo
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Aurora Sánchez Sousa
Pliegos de Rebotica
´2016
¿En que peldaño de la escalera
de
la vida te encuentras?
LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
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