Sevilla fue la primera ciudad donde se implantó la
Inquisición. Los mas poderosos conversos se reunieron
para convenir la forma en que debían protegerse. Sacer-
dotes, frailes, magistrados, oficiales del Gobierno..., to-
dos judíos encubiertos decidieron comprar armas y alis-
tar soldados para hacer frente a los Inquisidores. El
complot fue descubierto, los jefes de la conspiración
apresados.Loscabecillas fuerondeclaradosherejesyen-
tregados a los funcionarios seculares de la Corona. No
hay que olvidar que en cualquier nación europea las
conspiraciones para resistir a la autoridad, eran castiga-
das con lamuerte.
Los Inquisidores estaban asombrados de la cantidad
de conversos comprometidos en la tarea de socavar la
religión y el Estado. La Inquisición se extendió a Cór-
doba en1482ydespués aSegovia a pesar de las protes-
tas del obispo Juan deÁvila, el mismo que en 1468 ha-
bía condenado a dieciséis judíos a morir en la hoguera
acusados de haber crucificado en viernes Santo a un ni-
ño de cuatro años.
JuandeÁvila hijode judíos encubiertos, huyó aRo-
ma poniéndose bajo la protección del Papa; acusando a
laReina de querer obtener dinero a través de la Inquisi-
ción. Yefectivamente Fernando e Isabel ordenaron que
todo el dinero recaudado en concepto de multas y con-
fiscaciones se destinara exclusivamente a la guerra con-
tra el moro.
HastaRoma llegaronmultituddeconversos conque-
jas aSixto IV, acusando a los Inquisidores de prisión in-
justa, de ser condenados como herejes siendo totalmen-
te inocentes y lo mas doloroso para ellos, ser
¡desposeídos de sus posesiones! El Papa creyó todo es-
to y surgieron tensiones entre él y los Soberanos espa-
ñoles. Concedió cartas de perdón a los fugitivos que no
eran tenidas en cuenta aquí. El Papa nunca llegó a en-
tender el problema que existía enEspaña con los judíos
conversos.
Isabel pidió un Tribunal de Apelación en España
y no en Roma. El Papa lo concedió pero fue un fra-
caso, los conversos seguían acudiendo aRoma amen-
digar misericordia ¡y la devolución de sus bienes!...
al buen Papa.
Sixto IVpresionado por los judíos, dio una extensa
bula en la que se censuraba a la Inquisición española y
ordenaba que todos los penitentes herejes o judaizantes
debían ser perdonados y los conversos cuyas apelacio-
nes estuvieranpendientes debían ser considerados como
verdaderos católicos. La controversia entre la Santa Se-
de y la Corona española estaba en una situación crítica,
pero el pueblo, “los cristianos viejos” apoyaban a sus
Reyes. El Papa seguía sin comprender el problema. Fue
entoncescuandoelCardenalMendozaaconsejóa laRei-
na que fuera Su Santidad quien nombrara a los Inquisi-
dores y enFebrero de 1482 el Papa nombró ocho Inqui-
sidores para Castilla y León. Entre ellos Tomás de
Torquemada hijo de conversos. En 1483 le nombra In-
quisidor General de Castilla, León, Aragón, Valencia…
¡Y aquí se da la paradoja que fueron judíos conversos
los que juzgaron y condenaron a los judíos conversos!
Yque conste queTorquemada fue nombrado por el Pa-
pa. Es algo que nunca debe olvidarse.
Torquemada preparó la restauración de la Inquisi-
ción enAragón y enMayo de 1484 fueron nombrados
Inquisidores, fray Gaspar Juglar y Pedro Arbués, ca-
nónigo de la Catedral de Zaragoza. Y los conversos
que se habían sentido tan seguros con sus riquezas y
que asistían públicamente a las Sinagogas, empezaron
a organizar la resistencia. El Gobernador de Aragón
era converso y casi todos los miembros de las Cor-
tes… y de los jueces… y de los letrados…. De hecho
P
de Rebotica
LIEGOS
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RELATOS
El Papa ClementeVI.
Papa Sixto IV (1471 - 1484)
