Revista Farmacéuticos - Nº 391 - Enero 2014 - page 46

FARMACÉUTICOS N.º 391 -
Enero
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to de especificar los requisitos mínimos que debe cumplir la
Farmacia Comunitaria para ayudar a los farmacéuticos a de-
sarrollar, gestionar y proporcionar unos servicios de calidad a
los pacientes.
Justificación
Los servicios y sistemas sanitarios de todo el mundo están
cambiando. Las farmacias y los farmacéuticos, como parte
integral de estos sistemas de salud, necesitan adaptarse al
cambio y avanzar para satisfacer las necesidades tanto de
los pacientes como de los gobiernos.
La sociedad está más formada e informada en temas relacio-
nados con la salud, por lo que demanda servicios de calidad y
eficientes. La situación económica actual, junto con el enve-
jecimiento generalizado de la población hacen que sea funda-
mental optimizar recursos y obtener el máximo valor posible
de cualquier intervención sanitaria. Por ello,
farmacéuticos,
médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud com-
parten la misión de garantizar un uso seguro, responsable,
efectivo y eficiente de los servicios, intervenciones sanita-
rias y medicamentos, teniendo como objetivo último opti-
mizar los resultados en salud.
El presente y el futuro profesional de la Farmacia están
ligados a la provisión de servicios centrados en el paciente.
La
simple entrega de un medicamento no es suficiente para que se
alcancen los objetivos de un tratamiento farmacológico, y entre
las responsabilidades del farmacéutico está conseguir que los
pacientes hagan un uso responsable de su medicación e intentar
maximizar los resultados de la farmacoterapia.
Los costes aso-
ciados a resultados no adecuados al objetivo terapéutico debi-
dos a problemas relacionados con el uso de medicamentos
son demasiado altos, máxime en una sociedad cada vez más
envejecida, que utiliza más medicamentos, y en la que hay
que obtener el mayor rendimiento de los recursos disponibles.
La naturaleza y las funciones de los farmacéuticos resultan
cada vez más complejas y diversas. Es fundamental hacer un
mejor uso de todas las competencias de los farmacéuticos y
explotar su potencial. Por tanto,
es necesaria la existencia de
directrices, guías y procedimientos
que garanticen que todos
los farmacéuticos, con independencia del lugar en el que ejer-
zan, puedan ofrecer
una asistencia sanitaria y unos servi-
cios de calidad, eficientes y que respondan a las necesida-
des de la sociedad
.
La FIP y la OMS recomiendan, en sus
Directrices Conjun-
tas FIP/OMS sobre Buenas Prácticas en Farmacia: Están-
dares para la calidad de los servicios farmacéuticos
(2011),
que sean las organizaciones profesionales nacionales las que
ofrezcan soporte y orientación a los profesionales, a través
de la confección de una serie de normas sobre los servicios a
prestar y los objetivos que debe tener el ejercicio profesional.
De acuerdo con esta recomendación, el Consejo General de
Colegios Oficiales de Farmacéuticos ha elaborado el presen-
te documento de Buenas Prácticas en Farmacia Comunitaria,
que tiene en cuenta las necesidades de la población española,
las condiciones de la profesión farmacéutica en nuestro país y
las particularidades de nuestro sistema sanitario.
Objetivos
Este documento desarrolla y establece unas normas para la
práctica de la Farmacia Comunitaria en España, basadas en
procesos relevantes y en las necesidades de la profesión. Está
dirigido a todos aquellos farmacéuticos que trabajan en las
farmacias comunitarias españolas.
Los objetivos de este documento son:
• Definir las funciones que pueden desempeñar los far-
macéuticos comunitarios en consonancia con las Buenas
Prácticas.
• Definir las tareas que conforman cada una de las funciones.
• Establecer procedimientos para las Buenas Prácticas.
Definición de Buenas Prácticas en Farmacia
Las Buenas Prácticas comprenden una serie de orientacio-
nes o recomendaciones para la práctica profesional, gene-
ralmente de mínimos, que deberían cumplirse para que
una determinada actividad o ejercicio profesional pueda
considerarse adecuado.
Respecto a las Buenas Prácticas en Farmacia, y según la
definición de la FIP y la OMS
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, son
“aquellas [prácticas] que
responden a las necesidades de las personas que utilizan los
servicios farmacéuticos para ofrecer una atención óptima y
basada en la evidencia”
.
La aplicación de unas Buenas Prácticas puede ir desde una
simple recomendación a asociarse a sistemas de acreditación
profesional o incluso a ser obligatorias por ley y estar sujetas
a sanciones.
La legislación determina las funciones y obligaciones de la
profesión farmacéutica, si bien las recomendaciones o nor-
mas que se recogen en un documento de Buenas Prácticas van
necesariamente más allá.
E
l presente y el futuro profesional
de la Farmacia están ligados
a la provisión de servicios
centrados en el paciente
O
rientaciones o recomendaciones
para la práctica profesional,
generalmente de mínimos,
que deberían cumplirse
para que una determinada
actividad o ejercicio profesional
pueda considerarse adecuado
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