Revista Farmacéuticos - Nº 391 - Enero 2014 - page 37

FARMACÉUTICOS N.º 391 -
Enero
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Aunque ni el fotoenvejecimiento ni la aparición de
manchas cutáneas pueden ser considerados como
enfermedades que requieran una intervención inme-
diata, cada vez es más frecuente la preocupación por
el aspecto físico y en especial en relación con el envejecimiento prematu-
ro, lo que puede afectar a la calidad de vida de algunas personas; en cier-
tos casos, la preocupación por la apariencia física puede dar lugar a difi-
cultades en las relaciones interpersonales, la capacidad de trabajar y la
autoestima. En sociedades donde la población en proceso de envejeci-
miento está en aumento y el mantenimiento de una apariencia joven tie-
ne mucho valor, existe un deseo creciente de obtener intervenciones que
reduzcan o amortigüen los signos visibles del envejecimiento.
Sin embargo, antes de sugerir el uso de algún tratamiento despig-
mentante, es muy importante hacer una serie de consideraciones pre-
vias, fundamentalmente dirigidas a excluir (o reducir al máximo) el
riesgo de que pueda pasar desapercibida por el sujeto una patología
más grave que una simple mancha cutánea. En este sentido, conviene
recordar que son numeras las enfermedades que pueden cursar con sig-
nos de hiperpigmentación. Entre las más notables pueden destacarse:
• Patologías cutáneas:
– Liquen plano, erupciones fijas producidas por medicamentos, etc.
– Tumores benignos: nevos (lentigos, junturales, compuestos, intra-
dérmicos, con halo, etc.).
– Tumores malignos: melanomas (de tipo lentigo maligno, de exten-
sión superficial, etc.),
acantosis nigricans
, tumores cutáneos de célu-
las basales, etc.
• Patologías sistémicas: enfermedad de Addison, esclerodermia,
hemocromatosis, porfiria cutánea tarda, cirrosis biliar, etc.
• Síntomas aislados o que forman parte de síndromes o enfermeda-
des: el prurito intenso puede asociarse con procesos de hiperpigmenta-
ción, ya que suele ir acompañado de un rascado persistente. A su vez,
éste puede provocar enrojecimiento y la aparición de lesiones cutáneas
en las líneas de rascado, que pueden dificultar la valoración de la enfer-
medad subyacente. El rascado y el frotamiento prolongados pueden
provocar también hiperpigmentación. El prurito intenso se puede aso-
ciar a enfermedades de la piel o a enfermedades sistémicas.
– Cutáneas: escabiosis, pediculosis, picaduras de insectos, urticaria,
dermatitis atópica, herpetiforme y de contacto, liquen plano y miliaria.
La sequedad de la piel, especialmente frecuente en los ancianos, puede
producir un picor generalizado intenso.
– Sistémicas: enfermedades obstructivas de la vía biliar, uremia, lin-
fomas, leucemias y policitemia vera. Raramente el prurito tiene un ori-
gen psicógeno.
– Embarazo: en especial en los últimos meses de la gestación.
– Medicamentos: barbitúricos y salicilatos.
De acuerdo con lo anterior, deben comprobarse cuidadosamente las
características de las manchas cutáneas y valorar las circunstancias
específicas del paciente. Específicamente, la presencia de una o varias
de las siguientes circunstancias hace exigible reconducir al pacien-
te hacia la consulta del dermatólogo, para que éste pueda realizar el
correspondiente diagnóstico médico.
• Aspecto general de las manchas:
– Bordes muy definidos, lineales o dentados.
– Elevación de la piel.
– Dureza o rigidez de la piel.
– Signos de inflamación en la piel circundante.
• Coloración de las manchas:
– Tonalidades intensas (diferencia muy marcada de intensidad con
respecto al resto de la piel).
– Coloración violácea o azulada.
– Tonos blancos, azulados o rojos en la piel circundante.
• Distribución de las manchas en la piel:
– Presencia de manchas aisladas.
– Localización en áreas cutáneas no expuestas al sol.
– Distribución simétrica (en los dos brazos, en las dos piernas, etc).
– Localización en las zonas flexoras de las articulaciones o en los
puntos de presión de la piel (protuberancias óseas).
• Evolución de las manchas cutáneas: cambios recientes en el tama-
ño, forma o color.
• Otros síntomas asociados:
– Prurito intenso, especialmente si es generalizado.
–Vesículas o ampollas en zonas expuestas al sol.
– Áreas de vitíligo (blanquecinas, sin coloración) en otras zonas de
la piel.
– Costras y cicatrices.
Una vez excluidas las manifestaciones anteriores, es importante
investigar potenciales causas evitables, como el consumo de ciertos
medicamentos (indicados anteriormente) y las pautas de exposición al
sol. En este sentido, conviene no olvidar la relación entre la duración de
la exposición a la luz solar y el cáncer, establecida hace mucho tiempo
en trabajadores al aire libre. Sin embargo, la edad cuenta también, por-
que gran parte del daño solar se produce en la infancia. No obstante, la
cuestión resulta muy compleja si se consideran otros factores, como la
moda textil, la accesibilidad al sol o a medios artificiales de bronceado
y el aumento de la longevidad en la población.
Es muy importante recodar (y transmitírselo a las personas que acu-
den a la farmacia) que los riesgos cutáneos de la radiación UV, tanto
a corto como a largo plazo, se pueden reducir hasta en un 80% duran-
te la vida de una persona, si se aplican adecuadamente filtros solares
sobre la piel
desde los 6 meses hasta los 18 años de edad
. Esto indi-
Valoración por el farmacéutico
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