Asesoramiento Farmacéutico
ca claramente la importancia de proteger a los niños del sol, y no sólo
en la playa, sino también en cualquier otra localización o actividad
que implica un largo de periodo de exposición al aire libre (deportes,
parques, etc.). Asimismo, debe tenerse en cuenta que, a medida que
se asciende, la atmósfera va perdiendo paulatinamente su capacidad
de filtro de las radiaciones UV (entre otras), por lo que la protección
solar debe ser especialmente reforzada por
senderistas y montañe-
ros
, procurando –con la ropa adecuada– exponer la menor superficie
de piel al sol y utilizando filtros solares adecuados.
La quemadura solar con edema y formación de ampollas es una
seria advertencia para el individuo o sus familiares de que algo no está
haciéndose bien. Las
pecas
o efélides en los niños son un signo que
indica el comienzo de lesión solar, ya que suponen sobreestimulación
de las células pigmentarias por parte de los rayos UV. El
lentigo
sim-
ple o solar es un signo que aparece más tarde en áreas expuestas. La
elastosis
solar que aparece por daño solar en las fibras elásticas de la
dermis, con localización en el cuello y la cara, produciendo profundos
surcos y arrugas con zonas de atrofia cutánea y comedones, es la lla-
mada
piel del campesino o del marinero
.
Un paso más hacia lesiones con mayor capacidad de malignidad lo
constituye la denominada
queratosis solar
o
actínica
, a veces expre-
sada solamente como una zona levemente enrojecida y áspera que,
más que se ve, se palpa. El cuero cabelludo en un varón que ha perdi-
do el pelo por alopecia androgénica desde su juventud es la región de
asiento preferente en el varón; esta misma lesión cutánea premaligna
en el labio inferior recibe el nombre de
queilitis actínica
.
El cuerno cutáneo en la nariz o el pabellón auricular con histopa-
tología aún no específica carcinomatosa, la enfermedad de Bowen o
carcinoma cutáneo intraepidérmico y el carcinoma epidermoide con
La mayoría de las personas de raza blanca tienen en su piel más de
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nevos melanocíticos
(lunares) y no resulta justificable la extir-
pación profiláctica generalizada de los mismos. No obstante, exis-
ten algunas entidades clínicas que tienen tendencia a transformarse
en melanoma maligno. Una de ellas es el síndrome del
nevo displá-
sico
, en el cual los pacientes (a veces afectan a todos los miembros o
la mayoría de una misma familia) presentan un gran número de luna-
res atípicos, con bordes y pigmentación irregular. Estos nevos son
muy sensibles a la radiación solar, y el paciente tiene un mayor ries-
go de desarrollar un melanoma maligno. El reconocimiento o la sos-
pecha de estas lesiones es motivo para remitir al paciente a su médico.
Por otro lado, conviene no olvidar que la intensidad de la exposi-
ción a la luz solar o a las lámparas de radiación UV tiene una repercu-
sión directa sobre la producción del cáncer de piel, sea éste melano-
ma o de otra estirpe histológica. Se han establecido cinco fototipos de
piel, en relación con su respuesta a la luz solar:
1. Siempre se quema, nunca se broncea.
2. Siempre se quema, aunque a veces se broncea.
3. Aveces se quema, pero siempre se broncea.
4. Nunca se quema, pero siempre se broncea.
5. Piel de la raza negra.
Obviamente, los fototipos 1 y 2 son los más vulnerables al sol y, por
lo tanto, con mayor riesgo de cáncer de piel.
La
hidroquinona
es, sin duda, el medicamento más ampliamente
utilizado como despigmentante. Entre las recomendaciones de uso más
relevantes está la de administrase en pequeñas cantidades dos veces al
día sobre la mancha cutánea, evitando otras zonas. Pueden requerirse
varias semanas o meses de tratamiento, aunque en ningún caso se debe
emplear durante más de 6 meses. Si no se observa mejoría tras 2 meses