Revista Pliegos de Rebotica - Nº 123 - Octubre/Diciembre 2015 - page 35

H
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ace poco tiempo en una de las
innumerables tertulias que emiten
por las diferentes televisiones, el
Señor Joaquín Leguína, –al que no
conozco en persona– dijo algo
que llamó mi atención. Era aproximadamente lo
siguiente: “
he trabajado muchos años en la
Comunidad de Madrid, habré tenido errores como
todo el mundo, pero ¿es que no hice nada bien,
para destruir o intentar deshacer lo construido
durante mi mandato?”
Bueno, pues nunca he estado tan de acuerdo
con esas palabras y con este señor, porque es
casi como una rutina que el que llega a un
puesto, da igual que sea de jefe, o de jefecillo,
–en el campo de las letras, en el campo
hospitalario y también en el de la política,
podemos aplicarlo a todas las profesiones–,
emplea una crítica más o menos velada y un
“tirar por tierra”, el trabajo realizado por su
“Penélope” antecesor. Opino que algo bueno
habrá dado, digo yo. Me da igual la ideología
política, pero algo habrá positivo en esa gestión
¿no?, gestión a veces de 10, 20 o 30 años. Por
muy bruto/a que seas, por ósmosis aprendes
muchas cosas que no están en los libros y que
supone una riqueza en conocimiento para dejar
al que llega detrás de ti. En esa línea, aparece
en un periódico de
agosto:
“la sustituta
de Alaya ha
destejido en 44 días
gran parte del
trabajo de su
antecesora”
¡Penélope en los
juzgados!
Que curiosa es la
vida. Estamos
padeciendo una
pandemia de
“Penelopismo”
emergente. ¡Genial!
El que llega a un periódico o revista como jefe
de alguna sección o como director, cae casi
siempre en la tentación de destacar creando
algo nuevo, distinto, para no ser comparado
con el anterior. Así que es fácil ver como el
lenguaje de los gestos deja clara su postura, y
funciona con un levantamiento de ceja, una
torcida del gesto ante artículos ya publicados,
un “no es el perfil que quiero” sobre el trabajo
de profesionales que han luchado durante años
por mantener un prestigio y una calidad con
esos escritos, por conseguir patrocinadores, y
que él o la Penélope recién aterrizados, se
apresuran a destejer el tapiz de experiencias de
trabajo, y de conocimientos de los anteriores en
el cargo.
Quede patente que existen excepciones, donde
alguno intenta mejorar lo existente, respetando
lo bueno anterior, pero en este momento creo
que esa elegante postura, escasea.
Dejemos a un lado las ideas de diferentes
colores, y seamos fieles a nuestro amado
Ulises. No toda experiencia está escrita en los
libros, no es verdad o digamos es una verdad a
medias. Hay que saber interpretar los
resultados, y valorar los medios utilizados.
Necesitas un rodaje de años para alcanzar la
excelencia. Por eso
es maravilloso
investigar y
profundizar en
todas las cosas, y
poder asegurar por
la experiencia y el
conocimiento. Por
ejemplo, hay
meningitis
criptococicas que
incluso con medios
especiales o tinta
china, es difícil ver
en el microscopio la
cápsula
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Aurora Sánchez Sousa
Pliegos de Rebotica
´2015
LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
Los que se van, los que llegan
y el
tapiz de Penélope
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