estudio de la estructura y fisiología del sistema
nervioso. Una eminencia que…solo era
Bachiller.
Y a pesar de no ser médico, consiguió del
gobierno de Cipriano
Castro todo el apoyo
necesario para su trabajo. En
1902 le nombraron jefe del
laboratorio de Histología y
Bacteriología del Hospital
Vargas. Consigue
establecer la causa de la
“derrengadera” de los
caballos al encontrar
tripanosomas en la sangre
de los animales afectados.
Su categoría como científico
iba subiendo hasta que se
presentó en el puerto de La
Guaira una enfermedad
infecciosa con carácter
epidémico que se
sospechaba era peste
bubónica. Se le encargó a
Rangel que diagnosticara de
qué enfermedad se trataba y
afirmó que los enfermos no
estaban aquejados de dicha
enfermedad. Para cuando se
dio cuenta del error, ya
habían fallecido un buen
número de personas. Fue el
comienzo del fin.
Mientras tanto, José
Gregorio Hernández viaje a
Italia e ingresa en la Cartuja
de la ciudad de Lucca,
vistiendo el hábito religioso
con el nombre de “hermano
Marcelo”. Pero aquello más
parecía una pena de galeras
que una Cartuja, hasta el
punto de que su debilidad
física le obligó a regresar a
Venezuela nueve meses
después para seguir con su
trabajo de médico y
docente. Es testigo entonces
de las horas bajas de su
alumno Rafael Rangel.
El gobierno de Cipriano
Castro le niega a Rangel
una solicitud de beca para estudiar en Europa.
Poco a poco desarrolla una psicosis depresiva.
Su situación se agrava cuando el Presidente,
aquejado de una enfermedad urológica, marcha
a Europa para tratársela. Su ausencia es
aprovechada por Juan
Vicente Gómez para dar
un golpe de Estado y
hacerse con el poder.
El nuevo Presidente de
Venezuela retira todo tipo
de ayuda a Rangel. No le
considera merecedor de
becas por su condición de
Bachiller. El científico
comenta a sus allegados
que el motivo es bien
distinto “me retiran ayudas
por ser negro”.
Finalmente acaba con su
vida envenenándose con
cianuro.
Al mes de morir Rangel,
José Gregorio Hernández
es nombrado profesor de
la cátedra de Anatomía
Patológica anexa al
Hospital Vargas.
Por esas fechas, en
Venezuela contaban con
618 médicos y 407
farmacéuticos, para una
población que rondaba los
tres millones de habitantes.
El 75% viviendo en zonas
rurales, padeciendo
paludismo, tuberculosis,
anquilostomiasis, disentería
y lepra. La salubridad
pública se detuvo con Juan
Vicente Gómez, se
retrocedió a la Edad Media.
El doctor José Gregorio
Hernández lucha contra
corriente. Realiza estudios
sobre Bilharziasis en
Caracas alertando de la
importancia de esa endemia
que se extendía por toda
Venezuela. Inicia trabajos
para contribuir al
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Pliegos de Rebotica
´2015
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LOS BOTICARIOS
Dr. José Gregorio Hernández, el
“médico de los pobres”