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uien primero me habló de Guanajua-
to fue el escritor Jorge Ibargüengoitia
que había nacido allí el 22 de enero
de 1928. Me dedicó
Los conspiradores
el 16 de noviembre de 1981 la nove-
la que había obtenido el Premio “Invierno 1982” de
la serie “Las cuatro estaciones” de Argos Vergara, en
la Discoteca Bocaccio, lugar en que presentaba sus
obras la editorial. Posteriormente verían la luz en
nuestro país “Los relámpagos de agosto”, editada en
México en 1964 y “Las muertas” de 1977 que aquí
tuvimos en 1983, poco antes de fallecer en trágico
accidente de Mejorada del Campo el 27 de noviem-
bre de 1983 en unión de otros escritores e intelec-
tuales que venían de París a continuar un importan-
te Congreso literario. Su literatura es calificada como
una crítica demoledora de la revolución mexicana y
como un estudio costumbrista e irónico de gran in-
terés.
Guanajuato es una ciudad minera. Su nombre origi-
nario era Kauanasi Uato, que significa en el idioma
otomí “Lugar del cerro de las ranas”, por parecerles
a los purépechas o tarascos que esa es la forma de
sus cerros. Fue primeramente habitada por los chu-
pícuaros. Los mineros idearon hacer calles y las ca-
rreteras con túneles abiertos con dinamita y pico y
pala.Tenemos un panorama entre mágico y fantasma-
górico, sobre todo por la noche. En el Callejón del
Beso los enamorados pueden besarse desde sus ven-
tanas, una frente a otra, como también puede ocu-
rrir en algunas callejas de Toledo. Al poseer ese es-
pacio físico difícil, además de sus minas de oro, plata,
cobre, etc. sus calles exteriores son generalmente es-
trechas, otras empinadas, algunas con recovecos, co-
mo la de la Tamazuca. Ejemplo de calle empinada la
Calzada Guadalupe, que parte del edificio principal
de la Universidad, y llega hasta los cerros. Es una ciu-
dad preciosa, de gentes amables, luminosa y poética
que merece ser visitada.
Guanajuato es capital del estado homónimo de
30.608 m2 y 5,5 millones de habitantes, y uno de los
31 que forman con el D.F. los Estados Unidos Mexi-
canos. El Cerro del Cubilete con una grandiosa ima-
gen de Jesús Redentor es el centro geográfico del
país y el El Volcán el Zamorano de 3.330 metros su
máxima altitud. Hay interesantes monumentos como
la Basílica de la Paz, la Iglesia de la Compañía (de Je-
sús), la Alhóndiga de Granaditas donde un héroe lla-
mado El Pípila (Pavo) llevó a cabo en 1810 la heroi-
cidad de prender fuego la puerta de entrada
facilitando, así, su toma por los revolucionarios capi-
taneados por el Cura Miguel Hidalgo y Costilla, quien
tras el grito de Dolores se rebeló contra el régimen
virreynal y la ocupación española, a lo que se unie-
ron otros patriotas como Ignacio Allende, José Ma-
ría de Morelos, los hermanos Aldama, etc. El Pipila
era un minero mestizo que había nacido en Guana-
juato en 3 de enero de 1782 y murió debido a la si-
licosis el 25 de julio de 1863. Da gusto pasear por
la ciudad y conocer el Mercado Hidalgo, llamado tam-
bién del Bicentenario, el Mercado de Embajadoras,
los Teatros Juárez, Principal y Cervantes, la Iglesia de
San Diego, el festivo Jardín la Unión y la conmemo-
ración de la obra del gran escritor, al ser considera-
da la ciudad Capital Cervantina de América, con nu-
merosas estatuas de Don Quijote y Sancho, de
Miguel de Cervantes, el Museo Iconográfico del Qui-
jote y la Academia Cervantina, obras iniciales del gran
español de Santander y mexicano universal que fue
don Eulalio Ferrer. Se destaca el grupo de piedra
blanca que a la entrada en rotonda de dos de los tú-
neles más importantes muestra a todos los persona-
jes de las novelas cervantinas. Edificios vetustos co-
mo el Palacio de Gobierno, la Casa Encantada, la
Escuela Normal de Magisterio, el edificio matriz de
la Universidad y las facultades del Convento de Va-
lenciana, junto a las minas de su nombre, el Museo
de las Momias y varias iglesias son parte de su mo-
numentalidad así como la Presa de la Olla donde, los
festivos, las familias van a comer, a navegar en barca,
oír su música y, en las noches de primavera, allí acu-
den los enamorados a vivir momentos íntimos, mien-
tras una luna brillante incita a la confidencia erótica
y a la pasión más delirante.
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Manuel Quiroga Clérigo
Guanajuato
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Pliegos de Rebotica
´2015
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