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de las corridas de toros.Así la retra-
ta el excelente poeta, Rafael Duyos,
en sus versos; ¡Deprisa que no lle-
gamos!
Quiero la mantilla blanca… y a
la plaza ¡Vamos deprisa que las cua-
drillas no aguardan. Hoy torea mi to-
rero; ¿Cuál es tu torero Juana? El mío es el Gallo Alteza?
Uy El Gallo quién lo pensara, torero gracioso pero no te
arriendo la ganancia. Yo de Vicente Pastor…
la Infanta
llega a su palco y al entrar toda la plaza puesta en pie
se arremolina batiendo alegre las palmas. Testimonio
de que el respetable ha valorado, y sigue valorando, la
presencia de los miembros de la Real Familia en las
Plazas de toros.
Sin menoscabo de lo antedicho en la España de hoy
muchos miembros de la Realeza siguen asistiendo a las
plazas de toros; el Rey don Juan Carlos o la Infanta Da
Elena por ejemplo.Algunos son o han sido, además, gran-
des aficionados. doña María de las Mercedes, madre de
S.M. El Rey don Juan Carlos I, honraba la plaza de La
Maestranza o la madrileña de Las Ventas con su presen-
cia. A su muerte, en esta última, se erigió un bellísimo
busto, en recuerdo y homenaje a tan egregia dama.
Por lo antedicho estimamos que el Rey Felipe VI
nos haya honrado con su presencia en la plaza de
LasVentas, por ello, ¡Gracias Señor!, y esperamos ver-
le, en la medida de lo posible, de nuevo en
la cate-
dral del toreo
, o en cualquier otro
coso, acompañado de la Reina
doña Leticia.
Y volviendo a los festejos,
en los que sin duda alguna el To-
ro es la esencia de la tauroma-
quia, el toro con mayúscula sí, sin
él no hay Fiesta.
En la segunda corrida del abono de la Feria de San
Isidro, sábado 9 de mayo, en la que se lidiaban seis to-
ros de la ganadería de Fuente Ymbro, por los espadas;
César Jiménez, Paco Ureña y el mexicano Octavio Gar-
cía,
El Payo
, hubo expectación. El segundo toro, en orden
de lidia, ensabanado, 551 Kg de peso, y de nombre Agi-
tador, fiel a su nombre, sí que agitó el ambiente emocio-
nando al respetable. Noble y con clase, con que codicia
acudió de lejos dos veces al caballo, empujando con fi-
jeza al recibir la vara, yo que reivindico el, casi inexisten-
te, tercio de varas, creo que toros como Agitador nos
hacen no perder la esperanza aunque, en mi modesta
opinión, se debería haber puesto en suerte una tercera
vez para que fuese al caballo, algo que no se hizo , tal
vez, porque el Matador no quiso, aunque muy a mi pe-
sar he de decir que Paco Ureña, al que le correspondió
la lidia de este astado, estuvo muy por debajo del bellí-
simo animal, ¡otra vez será!
Quedan muchos días de festejos. Esperamos seguir
emocionándonos y poder contarlo.
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DESDE EL CALLEJON