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stamos a punto de comenzar a digerir el plato
fuerte de una nueva temporada taurina en Espa-
ña. Una temporada crucial para el devenir futu-
ro de La Fiesta. Una Fiesta decadente y denos-
tada, llena de sombras e incertidumbres. Una
fiesta que por mucho que se empeñen los “
taurinos
” –
entendiendo por tales a aquellos que viven de ella- no
van a hacer desaparecer, ni el nacionalismo catalán, ni los
antitaurinos, ni el Parlamento Europeo ni las sociedades
protectoras de animales. En absoluto. Serán los propios
profesionales del toro, los que viven de el, los responsa-
bles de su lenta agonía y exterminio final:
los toreros
que priman la consecución de dinero fácil y rápido fren-
te al cuidado de la pureza y los cánones del toreo,
los
apoderados
cuando tratan de adulterar el espectáculo
exigiendo la manipulación y el afeitado del toro para su
torero o bien, cuando lo bendicen e incluso lo santifican
frente a la opinión de los aficionados, mientras en el rue-
do ha pegado un petardo de escándalo,
los ganaderos
que acceden a estos chantajes y crían un ganado descas-
tado, aborregado, inválido y falto de raza que no soporta
el desarrollo cotidiano de la lidia, siempre al dictado de
las exigencias de las figuras que mandan en cada momen-
to,
los empresarios
que caprichosamente y con escasa
imaginación, organizan festejos aburridos y tratan de
me-
térsela
doblada al político de turno para que les apruebe
unos carteles sin ningún atractivo para el aficionado y, co-
mo no la
autoridad
que haciendo clara dejación de fun-
ciones
arrima
el hombro en favor de la empresa, del ga-
nadero o de la figura de turno a cambio de alguna que
otra merienda invernal por esas dehesas de Iberia.
Es curioso que aquellos que dicen amar esta Fiesta, y
se ponen el traje –no el de luces– para reunirse y foto-
grafiarse con los políticos en aras a salvar un espectácu-
lo denostado por muchos; ahora han
pegado un plante
a
la afición de Sevilla y se han caído de los carteles de la
Feria de Abril. La consecuencia son unos carteles faltos
de interés para el aficionado y que nada ayuda al resur-
gir del espectáculo.Y todo por un puñado de euros más.
Capítulo aparte merece la prensa del sector, que sal-
vo honrosas excepciones que ya no ejercen, unos porque
se han jubilado y otros porque han fallecido, siempre jus-
tifica lo injustificable.Alaba las vulgaridades y caprichos de
las figuras y no denuncia los atropellos a que son some-
tidos los aficionados tarde tras tarde. Todo vale! No ha
podido ser! Con decir que el torero se está jugando la
vida, todo se justifica. Hay quien dice que esto sucede no
porque estos señores no sepan casi nada de toros y to-
reo, que también, sino porque los que mandan en el es-
calafón, hacen circular sobres y prebendas. No sé. Segu-
ro que el que dice esto es un malpensado y resentido.
Seguro! En este sentido la TV, está influyendo mucho en
la
formación taurina
de los espectadores, gestando unos
aficionados
lights
a imagen y semejanza
de los comentaristas. Es evidente que cuan-
to mayor es la ignorancia de los aficionados,
más fácil es engañarlos y confundirlos.
La Fiesta es rito, es tradición, es seriedad y
muy importante, el eje de la misma gira en tor-
no al TORO. Sin toro no hay lidia ni hay fiesta de toros.
Esto podría ser una perogrullada pero no lo es. Cuan-
do digo TORO, quiero decir un animal fiero, bravo, en-
castado, criado en su entorno natural sin manipulacio-
nes. Integro. Hoy en día este tipo de animal es casi
inexistente y los pocos ganaderos que los crían se mue-
ren de hambre porque no hay torero que se atreva con
ellos. Desde luego de los que se consideran figuras …
ninguno. En una corrida de toros el aficionado desde el
tendido ha de sentir emoción, bien porque en el ruedo
existe un animal fiero que impone respeto y un torero
que es capaz de dominarlo o bien porque hay un maes-
tro, un artista, que es capaz de esbozar una obra de ar-
te y estética con el animal. Cuando ambas sensaciones
se conjugan el aficionado sale de la plaza con los bellos
erizados, con una sonrisa en la boca y dando muletazos
a diestro y siniestro.
Desgraciadamente la mayor parte del escalafón actual,
son toreros de escuela: toreros clónicos, todos cortados
por el mismo patrón, sin ninguna personalidad y que se
limitan a pegar
mantazos
sin compasión y aburrir a un ani-
mal ya de por si bastante escaso de fuerzas y de raza …
y, mientras, el aficionado bosteza ante semejante vulgari-
dad, si bien, algún que otro
taurinillo
o comentarista afa-
mado goza de júbilo y alabanza.
Lamentablemente así está la Fiesta. Cierto que la cri-
sis está acabando con casi todo –incluido con las corri-
das de toros– pero no es menos cierto que cada día el
público es más ilustrado y exige espectáculos mas atrac-
tivos y la fiesta sigue anclada en el pasado con los mis-
mos vicios y fraudes que en los años 60. De nada va a
servir que el Parlamento español tramite y apruebe la Ley
de Iniciativa Popular que declare la tauromaquia como pa-
trimonio nacional. Mientras no se renueve, sus días esta-
rán contados. Es más, las corridas de toros ya han des-
aparecido en la mayoría de los pueblos pequeños de
España. Los tendidos están vacíos. Y cuando el Ayunta-
miento de turno ha dejado de subvencionar a los empre-
sarios, los festejos han dejado de celebrarse. Solo se sus-
tentan plazas de primera categoría como Madrid, Sevilla,
Valencia y otras con importante tradición como Pamplo-
na que funcionan gracias a los mozos de las peñas de sol,
que aunque no tienen ni puta idea de toros, al menos lle-
nan la plaza y dan espectáculo.
Y como dice la biblia “
los pecados de nuestros ancestros
los heredarán hasta la tercera y cuarta generación
” Que Dios
reparte suerte! … que falta va a hacer.
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Jose Luis Blanco Perez
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Pliegos de Reboticca
´2014
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Comienza una temporada
taurina incierta …
O los taurinos se ponen
las pilas o la Fiesta agonizará lentamente
