Revista Farmacéuticos - Nº 117 - Abril-Junio 2014 - page 12

señaló los requisitos que debía cumplir un buen
farmacéutico: “
Boticario es y quiere decir tanto
hombre que trata y transforma muchos y muy diversos
géneros de medicamentos para remedio y modo de
alcanzar y restaurar la salud de los cuerpos
”.
Resalto que esta época que me hallo relatando, el
siglo XIX, fue de importancia en el campo de la
farmacología, por ser el momento en el que, en
1803, un farmacéutico francés llamado Derosne
comenzó el aislamiento de los alcaloides
identificando y aislando la narcotina a partir del
opio. Poco después, Sertürner, obtuvo la morfina.
Quiero decirles que, como consecuencia de este
hallazgo, apareció en Bélgica en 1871 un nuevo
método terapéutico; los “Medicamentos
Dosimétricos”. Estos gránulos están elaborados a
base de alcaloides químicamente puros a bajas
dosis, y se va aumentando la dosis de manera
progresiva según la evolución clínica del paciente.
En mi botica conservo tanto una amplia suma de
alcaloides como algunos ejemplares de gránulos
dosimétricos.
La época que está figurando entre estas líneas fue
la protagonista de un cambio radical que
repercutió en el mundo entero y, por supuesto, el
mundo de la Farmacia no se quedó atrás. Me estoy
refiriendo a la Revolución Industrial, por la cual las
farmacias tuvieron que adaptarse a los nuevos
tiempos, y algunos nos vimos forzados a la
creación de laboratorios anejos, siendo tachados
incluso de traidores por otros compañeros cuyo
empeño era no adaptarse a la nueva era y seguir
con sus boticas como hasta el momento. Los más
arriesgados y con visón de futuro comenzamos a
llevar a cabo así una producción semi-industrial de
medicamentos, concretamente, en 1901
aparecieron legalmente los laboratorios anejos a
las farmacias en nuestro país.Además, la industria
farmacéutica se gestó en la rebotica, cimiento del
laboratorio farmacéutico.
En esta vetusta botica albergo numerosas materias
primas en forma de extractos; blandos y fluidos,
diferentes elixires; como el de Haller, licores,
linimentos así como tinturas acéticas y vinosas.
Elementos de los tres reinos dispongo; de orígenes
vegetal los que más, también animal; tintura de
Cantáridas o de Almizcle, y mineral; como la
tintura de Marte, entre otros muchos. Con todos
ellos compongo mis medicamentos, demostrando
así que, y citando de nuevo a Paracelso, “
el Universo
entero es una inmensa farmacia
”.
Guardo en un armario aparte distintos remedios
como son las Gotas Negras Inglesas también
Tintura de los Cuáqueros, diferentes nombres para
un mismo producto elaborado a base de vinagre y
opio. El Láudano de Sydenham, esa tintura vinosa
confeccionada a partir de vino blanco y opio.
Añadiré que, otros ejemplos de remedios que
custodio son las Gotas Rojas de Lecontie, el
antisifilítico Licor de Van-Swieten, las Gotas
Amargas de Baumé, o el afamado remedio secreto,
que ya se empleaba en el Renacimiento, Bálsamo
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