Pliegos de Rebotica - Nº 114 - julio/septiembre 2013 - page 23

presenta coherencia de lo que piensa con lo que
dice y hace. Pero también nuestros propios
descuidos pueden destruir nuestro equilibrio
mental a medida que nuestra ciudad se
desarrolla. Vivimos en un país generoso,
siempre dispuesto a ayudar, que desconoce los
avances o nuevas técnicas de ladrones,
violadores, secuestradores y asesinos. Me
refiero a un testimonio que presencié en una
televisión hace poco, y que me parecía irreal.
Una jovencita describía como en mitad de la
calle, en horario de afluencia callejera, se le
acercó un individuo con un papel, en el que
estaba escrito una dirección de una calle, en
letra muy pequeña que la hacía acercarse más al
intentar ayudar y leerlo, y ¡oh sorpresa!, ese
gesto solidario la convirtió en victima de su
propio descuido, con graves consecuencias para
ella, ya que en el papel estaba depositado el
polvo de una droga, “burundanga”, “hierba
loca” en lenguaje coloquial, o
escopolamina
en
lenguaje científico, que es una arma casi
infalible para anular la voluntad y la memoria
de la víctima, que actúa a merced de lo que le
pide su agresor, sin recordar absolutamente
nada al día siguiente. El resultado fue la total
perdida de ahorros del banco de la mencionada
joven.
Siguiendo con mis observaciones, aprecio que
en parejas con más de dos décadas de
convivencia los descuidos que
ofenden
son los
olvidos de fechas de aniversario o de algo
especial. Esto marca una distancia que se
acrecienta y en algún caso he visto a uno/a de
los afectados celebrar el aniversario con otra
persona porque, el ser humano, siempre intenta
rellenar sus carencias como mejor le place.
Hay circunstancias, como la de una persona que
había pedido un favor a otra muy cercana, que a
su vez podía solucionar una situación de
evidente atropello en su trabajo. Era importante
en su vida, y le abría la posibilidad de una
solución/rectificación con beneficio para
muchas personas dependientes de los frutos de
su trabajo.
La persona que debía ayudarle, lo olvidó o no
tuvo la premura deseada y todo se fue a pique.
Este descuido
perjudicó
no solo al afectado,
sino a los beneficiarios de su trabajo.
Pero también el vivir solo para el trabajo, puede
traer efectos secundarios si se tiene pareja.
Porque como decía mi abuela,
siempre hay un
roto para un descosido
, y más si los dos están
en el mercado laboral.
Perjudica
mucho si no
se tiene claro la línea que no debes traspasar y
genera en ocasiones acercamiento o distancia
positiva con el que llena tus huecos afectivos y
distancia negativa con el que los produce. Antes
se reducía a grandes depresiones del que no
tenía otra opción que quedarse en casa, -no
trabajaba y encima dependía económicamente-,
o porque sus convicciones morales solo le
permitían esperar un cambio en su vida o en la
conducta de su compañero.
En mi observación de la gente, he visto
lágrimas en los ojos de una mujer, explicando la
falta de apoyo de su pareja de muchos años,
ante la muerte de un familiar muy cercano, tras
una penosa enfermedad. Ese tipo de descuido,
me decía, se puede perdonar, pero nunca se
olvida porque hiere. Así de simple. Alejamiento
de la pareja, distancia negativa y a veces una
muerte anunciada de la unión.
La situación de pánico o miedo hiere
profundamente al que convive con el que no
controla la ingesta de alcohol. Aparte del
maltrato psicológico que conlleva precisamente
porque no controla, se vive repetidamente un
arrepentimiento que dura hasta que llega la
próxima ocasión frente a otra copa y este
descuido repetido, se hace insoportable y la
distancia se hace insalvable.
He reflejado al principio que el descuido menos
tolerado es el
“intencionado”
, como el
reflejado en la prensa repetidamente, de
celebraciones de comidas, cenas, fiestas de
colectivos relacionados con la política, cuyos
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LIEGOS
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LOS CAMINOS COLATERALES DEL CORAZÓN
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