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Antiguamente se consideraba a la
halitosis como un problema insolu-
ble. Actualmente, puede ser resuelto
satisfactoriamente en la gran mayo-
ría de los casos. En los casos en los que la
adopción de medidas sencillas de higiene
bucal no produzca el resultado deseado, debe acudirse a
la consulta médica para un adecuado diagnóstico detalla-
do del problema.
Es imprescindible requerir del paciente la información
acerca de sus hábitos higiénicos dentales (frecuencia, dis-
positivos y modo del cepillado de dientes, uso y tipo de
enjuagues, etc.). Debe insistírsele en la importancia de la
higiene bucal como elemento esencial para mantener un
aliento de olor agradable. La recomendación de visitar a
su odontólogo periódicamente (una o dos veces al año,
como norma general) debe ser fija para cualquier per-
sona que solicite información en una farmacia, pero es
especialmente importante para aquellas personas aqueja-
das de halitosis.
Debe recomendarse el cepillado de dientes al menos
dos veces al día, asegurándose de cepillarse especial-
mente bien la línea de separación entre las encías y los
dientes, además de todas las superficies de los dientes y
sin olvidar cepillar la superficie de la lengua; también es
recomendable utilizar, al menos una vez al día, seda den-
tal para eliminar los restos de alimentos incrustados entre
los dientes.
Desde el punto de vista dietético, es recomendable el
consumo abundante de frutas y verduras, reduciendo el
de la carne. Las bebidas alcohólicas pueden incremen-
tar la halitosis.
Uno de los hábitos que deben ser desechados es el de
fumar para ocultar la halitosis. Al margen de los eviden-
tes efectos nocivos del tabaco en relación con el riesgo de
diversas formas de cáncer y de enfermedades cardiovas-
culares, fumar puede exacerbar la enfermedad periodon-
tal y el goteo postnasal. Por otro lado, la combinación del
propio olor del tabaco y del sujeto puede producir efectos
aún peores que los que se pretendía solucionar.
La sequedad en la boca es un motivo común de olor
bucal desagradable, por lo que, en estos caso, puede ser
recomendable chupar algún caramelo, mascar chicle –
en ambos caso, mejor sin azúcar –o, simplemente, beber
más agua.
Los enjuagues bucales son una excelente forma de
higiene, pero su efecto directo sobre la halitosis es limita-
do. En cualquier caso, deben realizarse durante al menos
medio minuto. Por supuesto, los usuarios de dentaduras
postizas deben realizar una higiene especialmente estric-
ta de las piezas removibles, limpiándolas concienzuda-
mente y dejándolas en una solución antiséptica durante la
noche. Otro tanto debe hacerse con los aparatos ortopé-
dicos y retenedores removiblesLos niños pequeños gene-
El tratamiento de la hali-
tosis pasa necesariamente
por actuar sobre su origen.
En la mayoría de los casos,
el mal aliento deriva de una inadecuada higiene den-
tal, que debe ser corregida. Para ello, es imprescindi-
ble el empleo de cepillo y otros dispositivos de limpie-
za dental (seda, etc.), así como dentífrico y soluciones
para el enjuague, de acuerdo a las necesidades de cada
paciente. Las concentraciones salivales de tiol (como
mercaptano), que son los precursores del olor bucal
desagradable, pueden ser considerablemente reduci-
das mediante el uso de soluciones o pastas dentífricas
que contienen peróxido de hidrógeno (agua oxigena-
da). Se utilizan igualmente colutorioscon clorhexidi-
na, hexetidina, povidona iodada, clorato potásico, for-
maldehído, tiroitricina o cloruro de benzalconio. En
cualquier caso, todo pasa por un intenso cepillado de
dientes y de la lengua, especialmente de parte más
posterior de ésta. Sin embargo, la erradicación com-
pleta de los microorganismos de la lengua no es acon-
sejable debido al decisivo papel protector que tiene
la flora bacteriana oral. En este sentido, cuando esta
flora decrece de forma intensa, como ocurre con el
uso crónico de antibacterianos, la lengua es fácilmen-
te colonizada por hongos (
Candida
y otros).
Valoración
Tratamiento
FARMACÉUTICOS N.º 381 -
Enero-Febrero
2013