Panorama Actual del Medicamento (PAM) - Nº 363 - Mayo 2013 - page 5

monodosis
Dolor y accidentes cerebrovascu-
lares.
Los síndromes de dolor crónico
son comunes tras un accidente cerebro-
vascular, pero hasta el momento, no se
disponía de estudios suficientemente
amplios y que cubriesen periodos pro-
longados de tiempo. Un reciente estu-
dio (PRoFESS) ha venido a soslayar esta
deficiencia, determinando la prevalen-
cia, los factores de riesgo y las conse-
cuencias clínicas de los síndromes dolo-
rosos aparecidos después del ictus. Con
un seguimiento medio de 2,5 años, se
incluyó a 15.754 participantes, de los
cuales 1.665 (10,6%) presentaron un
dolor crónico post-ACV (sin anteceden-
tes dolorosos previos), de los que 431
(2,7%) experimentaron dolor post-ACV
central, 238 (1,5%) dolor neuropático
periférico, 208 (1,3%) dolor espástico
y 136 (0,9%) dolor debido a una su-
bluxación de hombro, registrándose
más de una variedad de dolor en 86
de los participantes (0,6%). Entre los
factores predictores de dolor post-ACV
estaban el grado de severidad del ictus,
el ser mujer, el consumo de alcohol, el
uso de estatinas, la existencia de sínto-
mas depresivos, la diabetes mellitus, la
utilización de agentes antitrombóticos
y la existencia de enfermedad vascular
periférica. En general, la aparición de
un síndrome de dolor crónico tras el
ictus fue asociado con un mayor grado
de dependencia (rr=2,16; CI
95%
1,82 a
2,56); por su parte, la neuropatía peri-
férica y el dolor espástico y el asociado a
la subluxación de hombro se asociaron
con declive cognitivo. En definitiva, los
síndromes dolorosos crónicos parecen
ser comunes después tras un accidente
cerebrovascular isquémico y se asocian
con aumento de la dependencia fun-
cional y el deterioro cognitivo.
O’Donnell MJ, Diener HC, Sacco RL,
Panju AA, Vinisko R, Yusuf S; On Be-
half of PRoFESS Investigators.
Chronic
Pain Syndromes After Ischemic Stroke:
PRoFESS Trial.
Stroke
. 2013 Apr 4. doi:
10.1161/STROKEAHA.111.671008
Antibióticos en uso prolongado.
Aunque la mayoría de las indicaciones
autorizadas para los antibacterianos im-
plican un uso muy limitado en el tiempo,
generalmente hasta un máximo de dos
semanas. Sin embargo, existe algunas
indicaciones que requieren el empleo
de ciertos antibióticos de forma prolon-
gada, tal como ocurre en el tratamiento
de ciertos trastornos respiratorios como
la fibrosis quística (FQ), bronquiectasia,
el asma y la EPOC. En estas condiciones
de antibióticos a largo plazo puede ser
administrados en forma de aerosoles o
nebulizados, o bien por vía oral. En la
FQ, antibióticos administrados en forma
de aerosol, como la tobramicina, me-
joran la función pulmonar, reducen el
número de exacerbaciones y mejoran
la calidad de vida de los pacientes. Los
antibióticos orales, tales como los ma-
crólidos, han ido ampliando su uso, no
sólo como agentes antimicrobianos,
sino también debido a sus propiedades
antiinflamatorias y procinéticas. En la
FQ, macrólidos tales como azitromicina
han demostrado mejorar la función pul-
monar y reducir la frecuencia de las exa-
cerbaciones; igualmente, los macrólidos
han demostrado tener algunos benefi-
cios en la EPOC, incluyendo la reducción
en un número de exacerbaciones, mien-
tras que en el asma, parecen mejorar
algunos parámetros respiratorios, la hi-
perreactividad bronquial y la inflamación
de las vías respiratorias, aunque no pa-
recen tener beneficios sobre la función
pulmonar o control global del asma. Los
macrólidos se han utilizado también en
trastornos menos comunes, tales como
panbronquiolitis difusa o el síndrome de
bronquiolitis obliterante post-trasplante.
Suresh Babu K, Kastelik J, Morjaria JB.
Role of long term antibiotics in chronic res-
piratory diseases.
Respir Med
. 2013;
pii
:
S0954-6111(13)00058-9. doi: 10.1016/j.
rmed.2013.02.009.
¿Control o exceso antihiperten-
sivo?
Desde hace tiempo se viene
sospechando de la existencia de una
relación directa entre la hipertensión
arterial y la disminución de la función
cognitiva. De hecho, en personas de
mediana edad, una presión arterial
anormalmente alta constituye un
factor de riesgo para el desarrollo de
demencia a largo plazo y, por ello, el
tratamiento de los pacientes hiper-
tensos tiene, entre otros, el objetivo
de incrementar la protección frente al
deterioro cognitivo. Sin embargo, hay
datos clínicos que sugieren que en los
pacientes de edad avanzada el riesgo
de deterioro mental también puede
ser incrementado cuando la presión
diastólica se reduce excesivamente,
por debajo de 70 mmHg.
Waeber B, Feihl F.
Hypertension. Effets
du traitement antihypertenseur sur les
fonctions cognitives.
Rev Med Suisse
.
2013;
9(369)
: 108, 110-1.
1,2,3,4 6,7,8,9,10,11,12,13,14,15,...140
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