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José Félix Olalla
Pliegos de Rebotica
2018
LIBROS
Carlos Lens
T
ras terminar la lectura de esta novela de Carlos
Lens, sexta de su mano, me atrevo a buscar una
escueta definición que sintetice su forma de
contar y de escribir: Realismo minucioso.
El realismo no es una teoría precisa pero refleja una
manera de capturar la realidad que se interesa antes
que nada por la objetividad de los hechos. Es por lo
tanto un propósito y una actitud. Requiere un trabajo
previo de documentación y un control del pulso para
no dejarse arrastrar por la espectacularidad ya que
esta genera desconfianza en los lectores.
La minuciosidad consiste en enfocar los episodios con
calma, sin renunciar a los aspectos nimios en la medida
en que estos construyen una atmósfera. Flaubert decía
que el gran arte es científico e impersonal y que él
escribía alejándose de la historia. En ese caso se hará
necesario un gran esfuerzo para meterse dentro de los
personajes sin atraerlos hacia sí. Por su parte Lens
dibuja sus cuadros y quiere hacerlos completos.Analiza
las posturas de los personajes para trasmitirlas al
lector pero al mismo tiempo pretende separarse de
ellas. No es casualidad que utilice casi siempre la
tercera persona del verbo.
En
Oleadas de esperanza
afronta un asunto en el que se
siente confortable puesto que concilia su profesión de
farmacéutico con su vocación narrativa. Se trata de la
gran investigación del siglo XX, el descubrimiento y la
producción de los antibióticos que cambiaron
radicalmente la mortalidad producida por infecciones.
El relato arranca con un episodio de la guerra de
trincheras, en Cambray, en el bando alemán de 1917 y
concluye en Madrid, cuarenta años después con las
ventanas de la investigación abiertas al desarrollo. Se
añaden dos epílogos para dejar la acción en 2001.
Como en otras ocasiones, el narrador se sirve de un
héroe anónimo para subordinar consigo el conjunto de
la historia. Seguimos de cerca a un médico español
llamado FranciscoValdenava, un hombre básicamente
honesto, de carácter reflexivo, muy propio del autor.
Para acentuar el guiño documental de la crónica, le
veremos relacionarse con algunos personajes ficticios y
otros reales.
Entre estos últimos está SelmanWaksman, padre de la
estreptomicina o René Dubos, el investigador del
Rockefeller Institute a quien debemos la gramicidina y
la tirotricina pero también el profesor Bustinza,
Federico Mayor Domingo y Juan María Biosca en el
gran esfuerzo de los años cuarenta para combatir la
escasez y producir tempranamente en España
antibióticos por fermentación.
El relato se sigue con interés, aderezado por la
historia afectiva del protagonista con una muchacha
judía que busca conocer la suerte de su marido
internado en un campo de exterminio. París, Nueva
York, Praga, Madrid, las ciudades del hombre, tan
ligadas a su circunstancia, comparecen a la curiosidad
de nuestros ojos.
Como ya he apuntado, Carlos Lens desconfía de los
hechos extraordinarios pues considera que atentan
contra la verosimilitud. No obstante introduce sucesos
de intriga para evitar quedarse en una simple novela
costumbrista.Así ocurre con el asesinato en Nueva
York de una enfermera española o con el incidente
tardío del Club de Campo de Madrid que será el
arranque de un giro inesperado y que nos hace
comprender que todo novelista conserva siempre los
hilos del destino de sus creaciones.
Entiendo que lo mejor es asistir al progreso en el
mundo de los antiinfecciosos; observar su largo
camino, las dudas sobre la toxicidad de los nuevos
fármacos, los titubeos inevitables, las jugadas sucias, el
esfuerzo de los investigadores teñido a veces por la
ambición.
Desde las sulfamidas hasta la penicilina de Fleming y
desde ella hasta nuestros días podemos detenernos
con este libro en el apasionante combate contra la
enfermedad, coronado sin duda por el éxito pero que
hoy se enfrenta a nuevos desafíos como es el de la
resistencia bacteriana.
Oleadas de esperanza
Raíz editorial
Madrid 2018
450 páginas
