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levamos años preguntándonos por
qué se insiste en la historia de
nuestra cultura literaria, en
postergar o en aludir solo
ocasionalmente a "La otra
generación del 27", según calificación de José
López Rubio, uno de sus miembros, cuando
ha sido importante su aportación al humos
patrio, especialmente en el teatro. Nombres,
como Edgar Neville, Jardiel Poncela, Antonio
Lara "Tono", Miguel Mihura, etc, merecen
nuestro recuerdo.
Y es precisamente de este último de quien
queremos ocuparnos ahora porque, al
conocer hace unas fechas en la cartelera
madrileña se ofrecieron dos títulos suyos,
"
Carlota
", estrenada en 1957 y "
Maribel y la
extraña familia
", puesta en escena en 1959,
pretendemos alertar a nuestra inquieta
juventud y a los adormecidos mayores de la
vigencia de un escritor de cuerpo entero
que hizo reir a muchos y reflexionar a
bastantes sobre la seriedad incrustada en su
humor. Tengamos presente que murió en
1977 y esto, tratándose de una figura
literaria de un legado interesante, exige una
puesta al día.
Miguel Mihura,
madrileño,
nacido en la
calle de La
Libertad,
manifiesta en
sus locas
Memorias
que:
"Cuando yo
estaba a punto
de nacer,
Madrid no
estaba
inventado
todavía y hubo
que inventarlo
precisamente
para que naciera yo...(que) había decidido
nacer en Madrid porque pensé que era el
sitio que me cogía más cerca del bar
Chicote. Hubiera preferido nacer en Burgos
o en Sevilla, porque ambas capitales estaban
terminadas ya, pero esto me hubiera pillado
muy lejos para ir a tomar el aperitivo".
Cabe plantearse pensar, fuera bromas, si
nacer en la calle de La Libertad, no sería una
premonición de la que hizo uso durante
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Pliegos de Rebotica
´2015
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Francisco de la Torre y Díaz-Palacios
Miguel Mihura
siempre regresa a escena