Revista Farmacéuticos - Nº 119 - Octubre-Diciembre 2014 - page 47

HOSTAL LAS NUBES
Para Pilar
En el Hostal Las Nubes la vida se detiene
bajo un artesonado de nervadura recia.
Por la amplia ventana, con picaportes nuevos,
entra una luz reciente de cielos despejados.
Tras cruzar el Arlanza encuentras mil colores
en fachadas de piedra y luminosas plazas.
Camino de unos nidos brillantes como espejos
hay aves que se asoman a buhardillas abiertas.
El olor a humedades inunda los jardines
dejando en los rincones huellas casi endelebles
de tiempos de leyenda y futuros lluviosos.
Salas de los Infantes es una isla plácida
acariciada siempre por brisa de pinares.
Por toda una llanura de intermitentes prados
van cruzando cigüeñas, colibríes y tordos
hacia algunos destinos de leyendas antiguas.
Recorremos las calles empedradas, ociosas,
y en cada esquina surgen impensados secretos.
en medio de algunas primaveras doradas.
NIÑO EN EL PUENTE
En el Puente de Salas hay un niño mirando;
echa pan a los patos del Arlanza impasible
esperando que lleguen a buscar el sustento.
Por el río de espejo se deslizan bajeles
hacia tierras de trigo y mares imprevistos.
Unas tripulaciones de furiosos piratas
con propósito fiero de conquistar Castilla
lanzan gritos de guerra dentro de la corriente.
Es pleno mediodía y el sol está en los sauces
cerca de ermitas, fuentes, enfebrecidos juncos.
En el cielo, muy altos, los buitres verdinegros,
de gesto mercenario e intenciones aviesas.
siguen atentamente lo que ocurre en el mundo
de los sucios piratas y la corriente plácida.
Entre los blancos chopos la libertad creciente,
los murmullos de insectos, los paseos de jóvenes
dan a la villa limpia un color de leyenda.
El niño preocupado, responsable y consciente
desde el Puente de Salas se enfrenta a los truhanes
diciéndoles que nunca conquistarán Castilla
y en el mismo momento los halcones oscuros
se lanzan en picado a los barcos piratas
que repliegan sus velas y huyen por los campos
con campanas que anuncian el triunfo repentino
de un infante glorioso que se asoma al Arlanza.
UNA QUIETUD SOLEMNE
Para Margarita
Un violín prodigioso ocupa el escenario
delante del piano, ahora mudo y solo.
Interpreta sin pausa primaveras profundas
sin permitir que vuelvan antiguos vendavales.
Hay un silencio alegre compartido por todos
y huellas de pasados transparentes y diáfanos.
Un aroma de ausencias se recrea en la sala
cuando el contrabajo regresa de los bosques;
la intérprete vestida de negro terciopelo
nos ofrece las notas de miel y de caricias
con un rigor perfecto, saludable, insistente.
En mitad del convite rutilante, armonioso,
la obertura se anuncia gozosa y ordenada;
las notas elegantes, de sabor decidido,
se nos acercan libres con destellos de fuentes
en pleno mediodía de belleza impensada.
Cuando el preludio avanza el clarinete llega
con una compañía de aconteceres cárdenos;
lo hace enfebrecido susurrando emociones,
trae de pronto olas claras a la sala encendida.
El piano despierto, desenfundado, andante
descubre las estampas de horas impacientes;
sus notas fervorosas transmiten horizontes
en medio de rumores y viejos abandonos.
En la sala se alza una quietud solemne
tan sólo penetrada por melodías de oro
despertando del fondo de nobles instrumentos.
Al final un bullicio de aplausos merecidos
agradecen el tiempo de eternidad etéreo
en que espejos y ritmo reinaron en la sala.
47
Manuel Quiroga Clérigo
Pliegos de Rebotica
´2014
POETAS DE HOY
SALAS DE LOS INFANTES
PRELUDIO
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