 
          
            HOSTAL LAS NUBES
          
        
        
          
            Para Pilar
          
        
        
          En el Hostal Las Nubes la vida se detiene
        
        
          bajo un artesonado de nervadura recia.
        
        
          Por la amplia ventana, con picaportes nuevos,
        
        
          entra una luz reciente de cielos despejados.
        
        
          Tras cruzar el Arlanza encuentras mil colores
        
        
          en fachadas de piedra y luminosas plazas.
        
        
          Camino de unos nidos brillantes como espejos
        
        
          hay  aves que se asoman a buhardillas abiertas.
        
        
          El olor a humedades inunda los jardines
        
        
          dejando en los rincones huellas casi endelebles
        
        
          de tiempos de leyenda y futuros lluviosos.
        
        
          Salas de los Infantes es una isla plácida
        
        
          acariciada siempre por brisa de pinares.
        
        
          Por toda una llanura de intermitentes prados
        
        
          van cruzando cigüeñas, colibríes y tordos
        
        
          hacia algunos destinos de leyendas antiguas.
        
        
          Recorremos las calles empedradas, ociosas,
        
        
          y en cada esquina surgen impensados secretos.
        
        
          en medio de algunas primaveras doradas.
        
        
          
            NIÑO EN EL PUENTE
          
        
        
          En el Puente de Salas hay un niño mirando;
        
        
          echa pan a los patos del Arlanza impasible
        
        
          esperando que lleguen a buscar el sustento.
        
        
          Por el río de espejo se deslizan bajeles
        
        
          hacia tierras de trigo y mares imprevistos.
        
        
          Unas tripulaciones de furiosos piratas
        
        
          con propósito fiero de conquistar Castilla
        
        
          lanzan gritos de guerra dentro de la corriente.
        
        
          Es pleno mediodía y el sol está en los sauces
        
        
          cerca de ermitas, fuentes, enfebrecidos juncos.
        
        
          En el cielo, muy altos, los buitres verdinegros,
        
        
          de gesto mercenario e intenciones aviesas.
        
        
          siguen atentamente lo que ocurre en el mundo
        
        
          de los sucios piratas y la corriente plácida.
        
        
          Entre los blancos chopos la libertad creciente,
        
        
          los murmullos de insectos, los paseos de jóvenes
        
        
          dan a la villa limpia un color de leyenda.
        
        
          El niño preocupado, responsable y consciente
        
        
          desde el Puente de Salas se enfrenta a los truhanes
        
        
          diciéndoles que nunca conquistarán Castilla
        
        
          y en el mismo momento los halcones oscuros
        
        
          se lanzan en picado a los barcos piratas
        
        
          que repliegan sus velas y huyen por los campos
        
        
          con campanas que anuncian el triunfo repentino
        
        
          de un infante glorioso que se asoma al Arlanza.
        
        
          
            UNA QUIETUD SOLEMNE
          
        
        
          
            Para Margarita
          
        
        
          Un violín prodigioso ocupa el escenario
        
        
          delante del piano, ahora mudo y solo.
        
        
          Interpreta sin pausa primaveras profundas
        
        
          sin permitir que vuelvan antiguos vendavales.
        
        
          Hay un silencio alegre compartido por todos
        
        
          y huellas de pasados transparentes y diáfanos.
        
        
          Un aroma de ausencias se recrea en la sala
        
        
          cuando el contrabajo regresa de los bosques;
        
        
          la intérprete vestida de negro terciopelo
        
        
          nos ofrece las notas de miel y de caricias
        
        
          con un rigor perfecto, saludable, insistente.
        
        
          En mitad del convite rutilante, armonioso,
        
        
          la obertura se anuncia gozosa y ordenada;
        
        
          las notas elegantes, de sabor decidido,
        
        
          se nos acercan libres con destellos de fuentes
        
        
          en pleno mediodía de belleza impensada.
        
        
          Cuando el preludio avanza el clarinete llega
        
        
          con una compañía de aconteceres cárdenos;
        
        
          lo hace enfebrecido susurrando emociones,
        
        
          trae de pronto olas claras a la sala encendida.
        
        
          El piano despierto, desenfundado, andante
        
        
          descubre las estampas de horas impacientes;
        
        
          sus notas fervorosas transmiten horizontes
        
        
          en medio de rumores y viejos abandonos.
        
        
          En la sala se alza una quietud solemne
        
        
          tan sólo penetrada por melodías de oro
        
        
          despertando del fondo de nobles instrumentos.
        
        
          Al final un bullicio de aplausos merecidos
        
        
          agradecen el tiempo de eternidad etéreo
        
        
          en que espejos y ritmo reinaron en la sala.
        
        
          47
        
        
          Manuel Quiroga Clérigo
        
        
          Pliegos de Rebotica
        
        
          ´2014
        
        
          ●
        
        
          POETAS DE HOY
        
        
          ●
        
        
          
            SALAS DE LOS INFANTES
          
        
        
          
            PRELUDIO