Revista Farmacéuticos - Nº 415 - Abril 2016 - page 59

FARMACÉUTICOS N.º 415 -
Abril
2016
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Hipertensión “de
bata blanca”y
“enmascarada”
La obtención de cifras tensionales nor-
males en casa y altas en la consulta, en
las mismas condiciones, es lo que se
denomina “hipertensión de bata blan-
ca”; es decir, el efecto que provoca el
profesional sobre el paciente y la res-
puesta de éste en términos de incremen-
to de la presión arterial. Se estima que
la hipertensión arterial de bata blan-
ca aparece al menos en el 20 % de los
pacientes. En ocasiones, el efecto “bata
blanca” se lo produce a sí mismo el pro-
pio paciente cuando es él quien realiza
la medida (AMPA); es decir, el simple
hecho de que el paciente se vaya a medir
a sí mismo la presión arterial hace que
ésta aumente. Esta “hipertensión autoin-
ducida”, típica de personas muy suges-
tionables, puede ser paliada realizando
varias medidas consecutivas, espacián-
dolas al menos 2-3 minutos.
Casi siempre, cuando se produce una
elevación tensional asociada a la deter-
minación por un profesional sanitario, el
efecto se debe a una descarga adrenérgica
de mayor o menor intensidad, que incre-
menta el ritmo cardiaco y provoca vaso-
constricción periférica. Ambos mecanis-
mos son típicamente hipertensores.
La situación inversa a la hipertensión
de la “bata blanca” es la “hipertensión
enmascarada”, que corresponde a la
obtención de cifras tensionales altas en
casa (AMPA) y normales en la consul-
ta; aparece hasta en un 10-20 % de los
pacientes. En cualquier caso, debe tener-
se muy en cuenta que la presión arterial
presenta importantes cambios a lo largo
del día (ritmo circadiano), disminuyendo
habitualmente entre las 6 de la tarde y las
2 de la madrugada. A este fenómeno se
le conoce como reserva hemodinámica,
que indica la capacidad de adaptación
del sistema cardiovascular a las con-
diciones específicas del descanso noc-
turno: a menos actividad metabólica y
muscular, menor exigencia de demanda
de riego sanguíneo. Así pues, la reserva
hemodinámica es un indicador favorable;
de hecho, los pacientes que no presen-
tan esta caída de la presión arterial duran-
te la noche (es decir, con poca o nula
reserva hemodinámica) se denominan
nondippers
y presentan un mayor ries-
go cardiovascular. En personas con bue-
na reserva hemodinámica (
dippers
), la
reducción de la presión arterial va segui-
da de un rápido incremento de los valo-
res y de la frecuencia cardiaca (así como
de la agregabilidad plaquetaria) entre 2
horas antes de despertar y hasta las 12
de la mañana. Dado que estas condicio-
nes se asocian a una mayor incidencia de
ictus, infarto de miocardio, insuficien-
cia cardiaca y muerte súbita, esto pone
de relieve la importancia de utilizar medi-
camentos antihipertensivos que permitan
controlar la presión arterial durante las 24
horas o administrar, al menos, uno de los
fármacos antihipertensivos antes de acos-
tarse, lo que permite, además, disminuir
la incidencia de reacciones adversas rela-
cionadas con el ortostatismo.
La medida aislada de la presión
arterial obtenida de forma eventual o for-
tuita en la consulta del médico o en una
oficina de farmacia puede considerarse
como un punto de partida en el diag-
nóstico, seguimiento y tratamiento de
la hipertensión arterial. No obstante,
al tratarse de una medición casual, ais-
lada, realizada fuera del entorno habi-
tual del paciente puede verse afectada
por el efecto de “bata blanca” al tiem-
po que es poco reproducible y no pro-
porciona información durante las activi-
dades cotidianas del paciente o durante
el sueño. Estas limitaciones pueden con-
ducir en última instancia a problemas o
errores en el diagnóstico, en la evalua-
ción del perfil de riesgo del paciente, en
la efectividad y adecuación de los tra-
tamientos antihipertensivos instaurados
y, en general, en la toma de decisiones
clínicas. Por todo ello, es especialmen-
te recomendable la utilización de dis-
positivos que permitan evitar el efecto
de bata blanca, que tengan una mayor
reproducibilidad y que permitan estudiar
la variabilidad de la PA y su patrón circa-
diano durante la actividad cotidiana del
paciente, como puede ser la Monitoriza-
ción Ambulatoria de la Presión Arterial
(MAPA), mediante dispositivos auto-
matizados, validados y no excesivamen-
te caros que permiten el registro de las
cifras de presión arterial de forma conti-
nua durante un determinado período de
tiempo preestablecido. Mediante ellos se
pueden obtener un gran número de medi-
das de presión arterial, lo que permi-
te conocer cómo varía la presión arterial
de un paciente durante las 24 horas del
día (
Bravo, 2015
). Gracias a su avanzado
mecanismo puede obtenerse un amplio
número de lecturas de presión arterial,
usualmente cada 20 o 30 minutos, lo que
refleja con detalle los cambios de presión
arterial durante la actividad cotidiana del
paciente, incluyendo el sueño nocturno.
Cualquier intervención en un pacien-
te diagnosticado de hipertensión debe
pasar por la modificación de algunos ele-
mentos que forman parte de los hábitos
vitales del paciente y que se identifican
como nocivos para el control de la ten-
sión arterial o para otros aspectos de la
salud directa o indirectamente relaciona-
dos. Se trata de prácticas cotidianas que
no están relacionadas con el empleo de
medicamentos, sino que constituyen el
estilo habitual de vida del paciente. No
obstante, es importante no confundir el
estilo de vida (la repetición cotidiana
de determinados comportamientos) con
actividades puntuales que solo se pro-
ducen de forma aislada. No es lo mis-
mo disfrutar de un postre “energético” en
una celebración puntual, que estar abu-
sando de forma continuada de un exceso
de azúcares simples.
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