A fondo
FARMACÉUTICOS N.º 415 -
Abril
2016
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Entre los hábitos cotidianos más
comunes identificados como nocivos
en relación con la hipertensión arterial
podemos citar los siguientes:
– Alimentación rica en grasas (espe-
cialmente, si son saturadas) y/o sal:
En
un 50-60 % de los hipertensos la ingesta
de sal produce una respuesta presora, es
decir, son “sensibles a la sal”. En ellos,
la restricción de la ingesta de sodio (<4
g/día) reduce la PAS/PAD en 7/4 mmHg
de media y produce efectos beneficio-
sos sobre la progresión de la hipertro-
fia ventricular izquierda y el remodela-
do de la pared vascular, particularmente
en ancianos. El método más eficaz para
restringir la ingesta de sodio es reducir
la de alimentos ricos en sal (embutidos,
conservas, salazones, alimentos preco-
cinados, etc.) y su uso en la preparación
culinaria de los alimentos. Obviamente,
restringir la sal en la mesa no es efectivo
si se ha utilizado sal en la preparación de
los alimentos. También se aconseja que el
hipertenso incremente la ingesta de cal-
cio, potasio y magnesio, y que siga una
dieta rica en verduras, hortalizas, pesca-
do, aves, nueces y fibra, y pobre en comi-
das precocinadas, grasas (preferente-
mente las saturadas), dulces y bebidas
azucaradas.
- Sobrepeso u obesidad y sedentaris-
mo:
Casi un 35 % de los hipertensos son
obesos y la prevalencia de hipertensión
arterial supera el 50 % en la pobla-
ción obesa. La reducción del sobrepe-
so es imprescindible e implica tanto una
reducción de la ingesta calórica como un
aumento del gasto energético realizan-
do ejercicio físico moderado pero cons-
tante. En este sentido, andar o nadar en
sesiones de 30 minutos repetidas 3 veces
a la semana ayuda a controlar el sobre-
peso, reduce la presión arterial y mejo-
ra la disfunción endotelial y la resistencia
a la insulina. Aunque las técnicas de rela-
jación podrían producir un cierto efecto
beneficioso a corto plazo, parecen ser de
escasa utilidad como tratamiento a largo
plazo.
– Abuso de bebidas alcohólicas
: La
ingesta de alcohol debe ser inferior a 30
g/día, equivalentes a 300 mL/día de vino
y a 600 mL/día de cerveza (estas cifras
deben reducirse a la mitad en las muje-
res).
– Tabaquismo:
Aunque no se ha
demostrado que el tabaquismo aumente
la presión arterial, varias sustancias pre-
sentes en el humo del tabaco producen
disfunción endotelial, facilitan el desa-
rrollo de la placa de ateroma, aumentan
las demandas miocárdicas de O
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y facili-
tan la agregación plaquetaria, efectos que
facilitan la progresión de la hipertensión
arterial y sus complicaciones ateroscle-
róticas. Además, el tabaco puede reducir
la eficacia de algunos antihipertensivos
(betabloqueantes y algunos calcioantago-
nistas). Por tanto, el paciente hipertenso
debe dejar de fumar.
Urgencias
y emergencias
hipertensivas
Se estima que aproximadamente un 1-2%
de los pacientes hipertensos desarrollará
una crisis hipertensiva en algún momento
de su vida. Tales crisis pueden ser:
– Urgencia hipertensiva:
Se defi-
ne por una elevación de la PAD >120
mmHg sin síntomas específicos ni daño
de órganos diana. El objetivo terapéuti-
co consiste en reducir gradualmente (en
24-48 horas) la presión arterial con fár-
macos administrados por vía oral. Esta
vía es la idónea para esta situación, ya
que si la arterial disminuyera muy rápi-
damente podría producir la hipoperfu-
sión (déficit de riego sanguíneo) de algún
órgano diana.
– Emergencia hipertensiva:
Es un
síndrome clínico caracterizado por una
elevación aguda y marcada de la PAD
(>120 mmHg) que puede producir lesio-
nes irreversibles en los órganos diana y
poner en riesgo la vida del paciente. La
lesión vascular aguda puede manifestar-
se por hemorragias retinianas, papiloe-
dema, encefalopatía, insuficiencia renal
e, incluso, insuficiencia cardiaca. El tra-
tamiento implica la administración por
vía IV en medio hospitalario de fárma-
cos que produzcan una rápida (en menos
de una hora desde el diagnóstico) y mar-
cada reducción de la presión arterial para
reducir la hipoperfusión y las lesiones
irreversibles de los órganos diana (cere-
bro, retina, corazón, riñón, vasos), pero
cuya acción desaparezca rápidamente.
El nitroprusiato es el vasodilatador arte-
riovenoso más rápido y potente, sien-
do de elección en pacientes con lesión
de órganos diana. El labetalol reduce las
resistencias vasculares periféricas, pero
tiene la ventaja de que no produce taqui-
cardia refleja (bloquea los receptores
β
-adrenérgicos). La hidralazina produce
taquicardia (se debe evitar en pacientes
con cardiopatía isquémica), lo que obliga
a coadministrar un betabloqueante.
La importancia
del incumplimiento
terapéutico
en la hipertensión
Sin duda, uno de los principales obstácu-
los en el tratamiento de la hipertensión
arterial es su naturaleza asintomáti-
ca, incluso en pacientes de alto riesgo
con cifras tensionales muy elevadas, lo
que hace que sea muy difícil convencer
al paciente de que debe seguir un trata-
miento durante años que, además, pro-
duce reacciones adversas, y todo para
prevenir unos eventos que podrían apare-
cer en un futuro indeterminado o no. El
problema se acentúa cuando el pacien-
te suspende el tratamiento y observa que
vuelve a encontrarse bien, ya que las