Revista Farmacéuticos - Nº 398 - Septiembre 2014 - page 36

FARMACÉUTICOS N.º 398 -
Septiembre
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Valoración por parte del farmacéutico
El primer paso a considerar en cuanto a las úlce-
ras es su
prevención
. Considerando la susceptibilidad de un suje-
to a padecer una úlcera, el farmacéutico debe informarle acerca de
las medidas a tomar para evitar esta situación. Por ejemplo, evi-
tar el tabaco en cualquier caso, controlar el peso tanto en pacientes
varicosos como inmovilizados y recomendar pautas de actuación
en ancianos y pacientes encamados que eviten la presión constan-
te (cambios posturales, almohadones, colchones o camas especia-
les, así como evitar factores que favorecen la aparición de úlceras
en estos casos, como son la fricción, la humedad o sequedad exce-
siva, la falta de higiene, la malnutrición y deshidratación).
En cualquier caso, el tratamiento de una úlcera cutánea
requiere previamente un diagnóstico médico preciso
. A efec-
tos informativos, pueden señalarse algunas diferencias signifi-
cativas entre las úlceras venosas y las arteriales. Así, las venosas
son en general poco dolorosas, mientras que las arteriales suelen
serlo mucho. Las venosas aparecen frecuentemente cerca de los
tobillos, mientras que las arteriales se localizan frecuentemente
en los dedos de los pies y en el talón; en las venosas suele haber
inflamación y pigmentación, mientras que las úlceras arteriales
presenten una piel pálida, seca y brillante; las uñas de los pies
son normales en los pacientes con úlceras venosas, mientras que
están alteradas en aquéllos con úlceras arteriales.
Existen una serie de
medidas generales
que consisten en tra-
tar la enfermedad sistémica subyacente, dejar de fumar y redu-
cir el consumo de alcohol. Pero, además de éstas, existen
medi-
das específicas
, según el tipo de úlcera.
El tratamiento de las
úlceras varicosas
es a veces desalenta-
dor, por lo que es imprescindible motivar al paciente para que
mantenga la adherencia al tratamiento, que en ocasiones es muy
prolongado. Se debe recomendar al paciente:
La elevación del miembro en reposo.
Se desaconseja
la bipedestación estática prolongada. La extremidad debe que-
dar elevada por encima de la cadera unos 30 cm, facilitando así
el retorno venoso.
Ejercicio físico moderado.
El objetivo es hacer traba-
jar la bomba muscular. Caminar elevando los tobillos y producir
movimientos de flexoextensión en las articulaciones.
Vendajes compresivos.
Van dirigidos a evitar el ede-
ma y a normalizar el flujo sanguíneo, previniendo la formación
de trombos y que éstos se movilicen provocando embolias. Se
recomiendan vendas que apliquen una presión moderada (de
unos 40 mmHg). El paciente o sus familiares deben ser instrui-
dos para aplicar el vendaje por la mañana antes de levantarse, y
debe permanecer hasta la hora de acostarse.
Controlar problemas médicos asociados.
Tratar la ane-
mia, la hipertensión y la insuficiencia cardiaca. Muchos de estos
pacientes tienen sobrepeso y mejorarán con dietas hipocalóricas.
Tratar las complicaciones asociadas,
tales como el
eccema o la infección. El eccema se trata con corticoides tópicos.
La mayoría de las infecciones de la piel se controlan mediante
los cuidados de higiene que mantienen la limpieza de las úlceras.
Por su parte, las
úlceras de origen arterial
requieren el esta-
blecimiento de la vascularización mientras sea posible y, a
menudo, es a través de la cirugía. Además, debe realizarse:
Control de los factores de riesgo (diabetes, tabaquismo, etc.).
Ejercicios moderados que favorezcan la circulación colateral.
Elevación de la cabecera de la cama.
Mantener el miembro afectado caliente, pero sin contacto
directo con fuentes de calor.
Extremar el cuidado de los pies.
Finalmente, en los pacientes con
úlcera de origen neuropá-
tico
es preciso:
Inspeccionar y cuidar diariamente los pies.
Si se padece diabetes, es fundamental acentuar el control de
la misma.
Desbridamiento amplio de la úlcera que permita una buena
reepitelización.
Dada la posibilidad de patología sistémica subyacente y la nece-
sidad de un estrecho seguimiento, por la posibilidad de recidiva, se
hace imprescindible un enfoque pluridisciplinar. En cualquier caso,
el tratamiento de las úlceras superficiales, en que no se ha per-
dido la integridad de la piel, debe limitarse a la aplicación de
apósitos, cremas emolientes y protectoras o barreras líquidas
.
Según la fase de ulceración, el tratamiento tópico recomen-
dado consiste en:
Eritematosa
(epidermis y dermis lesionadas pero no destrui-
das). Limpiar con suero fisiológico. Secar con compresa estéril.
Utilización de los ácidos grasos hiperoxigenados. Apósitos protec-
tores de tipo poliuretano transparente o hidrogel transparente.
Escoriativa
(epidermis y dermis destruidas sin afectar tejidos
subcutáneos. Puede haber ampollas subcutáneas y cráter superfi-
cial): si hay ampollas, vaciar conservando la piel, aplicar antisép-
tico y apósito: hidrogel transparente o hidrocelular de poliureta-
no. Si la epidermis y la dermis están afectadas, aplicar: tul graso,
hidrogel amorfo + gasa. Si existe cráter superficial: hidrogel.
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